Hubo quien escribió que Europa nació peregrinando en el Camino de Santiago. El encuentro bilateral de la canciller alemana, Ángela Merkel, con Mariano Rajoy, en Santiago de Compostela y al inicio del curso político, ha tenido el incomparable marco inicial de un tramo del Camino de Santiago.
Los dos días de reuniones bilaterales han servido para preparar la próxima reunión del Consejo de Europa. Un Consejo en el que España va a contar con el apoyo alemán para que sus representantes ocupen destacadas carteras europeas.
El problema de Europa en este momento no se circunscribe a la parálisis a la hora de llegar a un consenso sobre los nombres que ocupen los cargos o sobre cómo resolver la cuestión de la paridad de la presencia de mujeres en los altos organismos.
La parálisis europea, que la canciller Merkel debe afrontar con rigor y con espíritu de cooperación, es síntoma de una enfermedad oculta: la ausencia de un proyecto regenerador de una Europa social de los ciudadanos.
Desde el Consejo del pasado mes de junio se han agudizado tanto los síntomas de una economía que se frena y que ha perdido su vitalidad, en particular en Francia e Italia, como los del deterioro de la grave situación en Ucrania con la complicada relación con Rusia en el trasfondo.
El pragmatismo de Rajoy, en el marco del poder alemán, debe contribuir a hacer que Europa se construya día a día en beneficio de todos. No sé si realmente Europa se hizo peregrinando, pero sí que me parece la reunión en Santiago, después de realizar un tramo del Camino, es un buen lugar y momento para continuar construyendo Europa.
Jesús Domingo Martínez