No nos referimos a cifras de visitantes o de expositores, bastaba hablar con los propios organizadores (Hispanidad lo ha hecho) que dirige Enrique Lacalle y organiza el Consorcio de la Zona Franca, que reconocían sin ambages su decepción. El sábado 29 cierra un salón triste, incluso tenso, porque a pesar de la buena organización, marcado por el bajón de visitantes y bajón de compromisos de participantes para repetir el próximo año.
Un detalle: los carteles, sólo en catalán. La sombra del Estatut planea hasta en los certámenes feriales. Y los más contentos, naturalmente, el Salón Inmobiliario de Madrid, su gran competidor, que le ha relegado.