Los chicos de Polanco están muy enfadados porque el Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal española anima a los católicos a manifestarse en Madrid, el próximo día 18 de junio, con la política familiar del Gobierno y, en concreto, con la elevación a la categoría de matrimonio, de las parejas homosexuales.
El País nos deja muy claro (edición del viernes 10) que hay profundos desacuerdos entre los obispos. Y eso es lo curioso. Verán, aprovechando que el Pisuerga continúa pasando por Valladolid, el diario de Miguel Yuste recoge un editorial de Reinado Social, la revista progre del catolicismo hispano, que edita la Congregación de los Sagrados Corazones. El editorial habla de la división profunda entre las dos iglesias, y desde él se anima, sin negar la legitimidad de la convocatoria (es decir, que los del Sagrado Corazón incluso permite a los católicos manifestarse, lo que ya es todo un avance) a no apoyar dicha concentración. Es más, Reinado Social, revista de culto para los redactores de religión de El País, todos curas o seminaristas rebotados, nos habla, desgarrado el corazón (no el Sagrado Corazón, sino su progre corazón) de dos iglesias enfrentadas. De un lado, la mala iglesia, patriarcal, dogmática, clerical, monárquica e individualista (reconozco que lo de monárquica me ha dejado de piedra). De otra la iglesia buena. Fraterna, igualitaria, democrática, laica y carismática.
Y expresado el argumento de autoridad, El País insiste en que los obispos están muy divididos. Se cita de entrada al cardenal arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo, que se opone al asunto, así como el mismísimo presidente de la Conferencia, arzobispo de Bilbao, Ricardo Blázquez. Ahora bien, aquí viene lo bueno : se da la circunstancia de que el órgano de la Conferencia que ha decidido el sí es el Comité Ejecutivo. Formado por los dos prelados citados, más el titular de Barcelona, Martínez Sistach, el secretario de la Conferencia, padre Martínez Camino, el titular de la diócesis de Oviedo, Carlos María Osoro, más los obispos Rouco y Cañizares.
Ahora bien, aquí quien otorga carnés de progresía son los curas rebotados de El País y de El Mundo. Por tanto, no entiendo nada. Según este Comité evaluador de modernismo, Sistach estaría en la modernidad clerical, al igual que Martínez Camino, con el que tanto El Mundo como El País están encantados. Por supuesto, los citados (Amigo y Blázquez) ya han acreditado su lealtad a la vanguardia clerical, siempre según el criterio de El País, naturalmente. Osoro, queda, según el mismo comité evaluador, entre los moderados. Por tanto, y a pesar de ser de letra, estaría dispuesto a jurar que el resultado debería haber sido éste: 4 votos en contra de apoyar la manifestación, dos a favor y una abstención. ¿Qué es lo que falló, señores míos? ¿Acaso Blázquez Dios me perdone- ha traicionado a Jesús Polanco? ¿Es de fiar monseñor Amigo? ¿A qué juega el padre Martínez Camino o -¡estamos perdidos!- es que le han privado del justo derecho a voto? ¿Acaso Osoro ha sido captado por los reaccionarios? ¿Es que Sistach, nada menos que el obispo catalán, no habla lo suficiente con Juan Luis Cebrián para que le enseñe el nuevo invento del Zapaterismo, es decir, de Juan Luis Cebrián, el jacobinismo federal o cómo solucionar el problema territorial en dos patadas?
Soy incapaz de responder a tan terribles interrogantes, que turbarían el ánimo del más templado, pero algo ha quedado claro : el enemigo está dentro. La brecha de la que habla Reinado Social se ha convertido en fosa insalvable. Es hora de plantar cara a la terrible realidad: la jerarquía eclesiástica no parece dispuesta a obedecer ni a la congregación ni a El País. Y esto, queridos amigos, es muy grave.
Mientras tanto, ocurrían cosas más graves que seguramente El País no ha podido reseñar por falta de espacio (a El País, como el FNAC, siempre le falta espacio para tratar algunos asuntos). En la noche del jueves fallecía en Pamplona José Ramón Losana, tras una penosa enfermedad que afrontó ha sus últimas horas con una esperanza cristiana de las que cierran brechas. Apenas 50 años, padre de 12 hijos, el cáncer le tumbó antes de que pudiera asistir a la manifestación del 18. Losana ha sido el creador del Federación Española de Familias Numerosas, sin duda el elemento sustancial y básico, aunque sólo sea en términos cuantitativos, del llamado Foro de la Familia. No es el foro quien apoya a Familias Numerosas, sino Familias Numerosas quien ha forjado la representatividad del Foro.
Si un hombre y una mujer, especialmente esta, se lanza a una prole numerosa (en España, el país que va a ser el más viejo del mundo, nos bastan 3 hijos para que otorguen ese calificativo, pero no siempre fue así) es que tiene más valor que El Guerra. En verdad, los padres de familia son los únicos aventureros que quedan en el mundo moderno, son, además, el paradigma de la generosidad en un mundo de egoísmos. Por tanto, la familia numerosa representa el mayor insulto al progre egoistón. Por eso, un tipo como Losana era lo más odiado por la atmósfera dominante. La verdad es que a él estas cosas han dejado de preocuparle. Ahora vive en una orilla mucho más hospitalaria.
Eulogio López