El arzobispo de Dacca hace un llamamiento a la paz y pide que "se reconozca el derecho de todo creyente"En Bangladesh, al menos 28 personas han muerto entre el domingo y este lunes en violentos enfrentamientos en la capital, Dacca, entre fuerzas del orden y decenas de militantes islamistas que reclaman una nueva ley sobre la blasfemia, según han anunciado fuentes policiales y médicas, informan agencias.
Detrás de las manifestaciones se encuentran los partidarios del grupo islamista radical Hefajat-e-Islam (Protector del Islam), que reclaman la pena de muerte para todos aquellos que "calumnien" al Islam. Reclaman también la separación de hombres y mujeres, especialmente en algunas oficinas públicas. Y es que el movimiento radical islámico ha traído a la capital a 200 mil militantes que han puesto patas arriba la ciudad, enfrentándose con la policía, informa Fides.
Ante la violencia, hace falta "un esfuerzo de buena voluntad y de paz, por parte de todos los sectores de la sociedad", ha dicho el Arzobispo de Dhaka, Patrick D'Rozario, en una declaración emitida después de los disturbios, que ha pedido que "se reconozca el derecho de todo creyente, sea cual sea su comunidad religiosa de pertenencia" y renovando un llamamiento a la cooperación, "para que se construya la solidaridad, la armonía y la paz en el país".
Los manifestantes "han presentado un documento de 13 puntos -explica a FidesBenedict Rozario, un laico católico, Secretario de Cáritas Bangladesh- que quiere que el Corán y la sharia estén en la vida civil, haciendo caso omiso de otras religiones". Se pide, entre otras cosas, la ley de la blasfemia, con la pena de muerte para todo aquel que difama al Islam. "El gobierno ha expresado su desacuerdo en algunos puntos, y señalado que, en otros, las leyes existentes son suficientes. Como Iglesia Católica hemos expresado nuestra preocupación. El gobierno está haciendo todo lo posible para proteger a las minorías", señala.
Sn embargo, afortunadamente, el primer ministro de Bangladesh, Sheikh Hasina, que conduce un gobierno laico desde 2009, ha prometido que el gobierno "no permitirá ningún caos en nombre del Islam, religión de paz". Los manifestantes critican al gobierno por una política definida como "anti-Islam".
Un frente más abierto por el yihadismo contra la libertad de religión, de culto y de conciencia y que puede afectar de maner muy especial a los cristianos del país.
José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com
Detrás de las manifestaciones se encuentran los partidarios del grupo islamista radical Hefajat-e-Islam (Protector del Islam), que reclaman la pena de muerte para todos aquellos que "calumnien" al Islam. Reclaman también la separación de hombres y mujeres, especialmente en algunas oficinas públicas. Y es que el movimiento radical islámico ha traído a la capital a 200 mil militantes que han puesto patas arriba la ciudad, enfrentándose con la policía, informa Fides.
Ante la violencia, hace falta "un esfuerzo de buena voluntad y de paz, por parte de todos los sectores de la sociedad", ha dicho el Arzobispo de Dhaka, Patrick D'Rozario, en una declaración emitida después de los disturbios, que ha pedido que "se reconozca el derecho de todo creyente, sea cual sea su comunidad religiosa de pertenencia" y renovando un llamamiento a la cooperación, "para que se construya la solidaridad, la armonía y la paz en el país".
Los manifestantes "han presentado un documento de 13 puntos -explica a FidesBenedict Rozario, un laico católico, Secretario de Cáritas Bangladesh- que quiere que el Corán y la sharia estén en la vida civil, haciendo caso omiso de otras religiones". Se pide, entre otras cosas, la ley de la blasfemia, con la pena de muerte para todo aquel que difama al Islam. "El gobierno ha expresado su desacuerdo en algunos puntos, y señalado que, en otros, las leyes existentes son suficientes. Como Iglesia Católica hemos expresado nuestra preocupación. El gobierno está haciendo todo lo posible para proteger a las minorías", señala.
Sn embargo, afortunadamente, el primer ministro de Bangladesh, Sheikh Hasina, que conduce un gobierno laico desde 2009, ha prometido que el gobierno "no permitirá ningún caos en nombre del Islam, religión de paz". Los manifestantes critican al gobierno por una política definida como "anti-Islam".
Un frente más abierto por el yihadismo contra la libertad de religión, de culto y de conciencia y que puede afectar de maner muy especial a los cristianos del país.
José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com