Arsenio Escolar y
José Antonio Martínez Soler, matrimonio de 20 años, están a punto de romper peras en el gratuito 20 Minutos, un periódico tan progresista que todos los días se dedica a arrearle una toba a los curas que, como todo el mundos sabe, son muy mala gente, constituyen el principal objetivo del mester de progresía: ¡Leña al cura hasta que hable inglés, que andan mal de idiomas! Y es que cuando no hay harina todo es mohína. Todo ejemplo de
20 Minutos porque es el arquetipo de lo que está sucediendo en todo el sector editorial español: el gestor moderno, progresista y defensor del desarrollo sostenible y la responsabilidad social corporativa, es el que está despidiendo a más periodistas. ¡Ojo, no está echando a los novatos, sino a los veteranos!, gente de más de 40 años, y los está cambiando por becarios, que cobran la mitad y trabajan el doble. No sólo eso, sino que una nueva generación de profesionales, llegados de la generación del paro, dispuestos a aceptar cualquier cosa, también a la sumisión a los intereses del editor, que no a los del lector, que encima disfrazan esa sumisión de profesionalidad. Becarios que constituyen el prototipo de esclavos: esclavos que se sienten libres. Es una clase con muchos conocimientos técnicos, especialmente de informática e inglés, pero como dice el veterano periodista
Alberto Valverde,
"carecen de memoria histórica", una frase que no dice nada y a la que se le entiende todo.
En cualquier caso, ellos no son los verdugos, son las víctimas. Los verdugos son los nuevos editores, para los que el factor trabajo es eso: un factor más.
Durante el último lustro los multimedia de los señores de la prensa ganaron dinero a espuertas, pero ellos siguieron con su modelo: externalizar trabajo, emplear becarios a los que se les exige responsabilidades de veterano y prescindir de todo aquel que haya cumplido los 40 años. Dejo al juicio del lector la influencia de esta estrategia.
Ahora mismo, todos los grandes grupos editoriales españoles preparan reducciones de plantilla y venden la carne de periodista a bajo precio. A la progresía le ha gustado el estilo ERE. Lo cual es significativo, porque cuando tocaban beneficios nadie se preocupó por mejorar la situación laboral de los redactores.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com