A cambio de la ayuda de Moncloa para liquidar a Janli Cebrián, Ignacio Polanco promete controlar a Javier Moreno y realizar la transición del Felipismo al Zapatismo. El País, la Ser y Cuatro ya viven en campaña electoral: con la información sobre el apagón de Barcelona y los incendios de Canarias se ha abierto la etapa de propaganda sin límite para el PSOE. Si se completa el viraje pro-ZP, Miguel Barroso hará de hombre bueno para un pacto entre Prisa y La Sexta. Ignacio Polanco recupera la opción de sacar a bolsa las distintas unidades e intentará comprometer aún más a Telefónica. Carlos Slim se pone plazo: si antes de año no se acepta su oferta, se marcharía con La Sexta. Y si todo falla, siempre estará Planeta para comprar Prisa
Polancos y polanquines, o lo que es lo mismo, los hijos del fallecido Jesús Polanco, Ignacio y Manuel, y los sobrinos, Javier Díez Polanco y Jaime Polanco, se han conjurado para hacerse respetar por la clase directiva y periodística que les ha llegado, y que, seamos sinceros, nunca respetó mucho a la segunda generación de polancos. En definitiva, quieren romper amarras con el Felipismo en el que han vivido desde su fundación, pero que a ellos les dice poco. Su padre nunca hubiese roto con el ex presidente del gobierno, Felipe González, pero sí sus hijos. Además, el consejero delegado del Grupo, Juan Luis Cebrián, y toda su generación de periodistas, nunca les han respetado. En resumen: el nuevo presidente, Ignacio Polanco, dejará para el verano pero luego pactará la salida de Janli Cebrián y comenzará una nueva época.
¿Qué sentido ideológico tendrá esa nueva época? Pues el paso del felipismo al zapatismo. La segunda generación de polancos se está sometiendo, ya mismo, a ZP y a los intereses electorales del PSOE, con tal de que Moncloa les ayude en una transición que se plantea difícil. ¿Les apoya Pancho Pérez González? Sí, les apoya. Durante sus últimos días, Polanco se reunió con Pérez González, y éste aplaudió el nombramiento –realizado meses atrás- de Ignacio Polanco y su plan sucesorio. Asimismo, se reunió con otros socios para pedir que apoyaran a su hijo Ignacio y para que no permitieran que el grupo saliera del entorno familiar.
Lo primero que significa esto es que Ignacio Polanco va a luchar por mantener el grupo unido, incluida la plataforma de TV de pago. Lo que intenta, para solventar una deuda pavorosa, es comprometer más a sus socios actuales, en especial a Telefónica, en la línea del reciente acuerdo entre Digital e Imagenio y sacar a Bolsa las distintas unidades, estilo Juan Villalonga. Por ejemplo, acaba de comprar una emisora en chile y el grupo de radio iberoamericano ya está cuajado como para salir a cotizar y obtener fondos.
Eso sí, comprometer a Telefónica significa separarse del mexicano Carlos Slim y de su asesor áulico: Felipe González. Miel sobre hojuelas: se trata de pasar del felipismo al zapatismo y de Cebrián a un consejero delegado que respete la nueva generación de polanco. En cualquier caso, la paciencia de Slim tiene límite: si no le hacen caso en Prisa amenaza con marcharse a la Sexta, de donde su compatriota, Televisa, quiere marcharse cuanto antes.
De puertas adentro, Javier Moreno, director de El País, al que ZP nunca ha visto con buenos ojos, ha prometido un giro en la línea editorial. Un giro donde, sin vergüenza alguna, se colaborará con la Moncloa para que El PSOE gane las próximas elecciones generales. Por ejemplo, el desastre del petrolero Don Pedro en Ibiza, el apagón de Barcelona o los incendios en Canarias han recibido un tratamiento impúdicamente pro-gubernamental, impropio del tradicional entente, en condiciones de igualdad y respeto mutuo, que Jesús Polanco mantuvo con el felipismo. Buena prueba de este sometimiento a la Moncloa es el editorial del miércoles 1 de agosto de El País sobre los incendios en Tenerife y Gran Canaria. Ojo al dato: "En esta ocasión, el primer paso es evitar la tentación de manipular políticamente la catástrofe. No ha lugar… Parece necesario, además, endurecer las penas a los culpables de delitos ecológicos". Volvemos a los mejores tiempos de José María Calviño: la conjunción de Prisa-Sogecable, la TV pública RTVE –que ha vetado las declaraciones del jefe de la oposición, Mariano Rajoy, sobre la capacidad del Gobierno para afrontar desastres- y la Sexta, el aparato de propaganda más burdo de la Moncloa, dirigen sus baterías en la misma dirección: que el PP pierda las próximas elecciones.
En la misma redacción de El País hay mucho pitorreo con el enfoque que Moreno ha dado a la detención en Barcelona de altos cargos socialistas que introducían en España a directivos de mafias rusas: ahora resulta que la culpa la tenía… ¡Julia García Valdecasas, la exdelegada del gobierno en Cataluña con el PP!
En el entretanto, los dos lobbies progresistas más poderosos, el feminista y el rosa, se imponen en la redacción de El País con el director, Javier Moreno, como bandera. Otro titular agosteño lo dice todo: "Aborta como puedas".
Y si todo sale según lo previsto, si "su Majestad" Zapatero considera que el viraje de la familia Polanco les hace acreedores de reconocimiento, Miguel Barroso, el hombre en la sombra de La Sexta, asesor de imagen favorito de ZP, intentará la paz entre la Sexta y los Polanco, entre el catalán Jaume Roures (Mediapro) y Prisa.
Lo que está claro es que ni Jesús Polanco ni José María Aznar, ni de lejos, soñaron con tener un control del oligopolio informativo como el que ahora tiene Zapatero. Y es que, tras la muerte de Jesús Polanco, sus hijos y sobrinos sólo pueden salvar la unidad del Grupo e imponerse a Cebrián, previo sometimiento a la Moncloa. En ello están.
Por cierto, y si todo lo anterior falla, siempre nos quedara Planeta, eterno potencial comprador del grupo Prisa, pero esa es la solución última, que ninguna de las partes en liza desea, porque para todas ellas sería la demostración de su fracaso.