Sr. Director:
Tras el fallo del Tribunal Constitucional (TC) que avala el matrimonio homosexual, la CEE ha emitido una nota en la que se pide un cambió de la ley.

En cualquier caso, han apuntado que no es de su "competencia" hacer juicios sobre la pertinencia jurídica de las sentencias de los tribunales pero consideran que es su "obligación ayudar al discernimiento acerca de la justicia y de la moralidad de las leyes" cosa con la que estoy de acuerdo.

Los obispos señalan que, con la legislación actualmente vigente, los españoles "han perdido el derecho de ser reconocidos expresamente por la ley como esposo o esposa" pues han de inscribirse en el Registro Civil "como cónyuge A o cónyuge B. "La legislación actualmente vigente ha redefinido la figura jurídica del matrimonio de tal modo que éste ha dejado de ser la unión de un hombre y de una mujer y se ha transformado legalmente en la unión de dos ciudadanos cualesquiera, para los que ahora se reserva en exclusiva el nombre de cónyuges o de consortes.

De esta manera se establece una insólita definición legal del matrimonio con exclusión de toda referencia a la diferencia entre el varón y la mujer", apuntan.

Además, afirman "con dolor" que las leyes vigentes en España "no reconocen ni protegen al matrimonio en su especificidad" y, por ello, "convencidos de las consecuencias negativas que se derivan para el bien común", alzan su voz en favor del "verdadero matrimonio y de su reconocimiento jurídico". A su juicio, todos los ciudadanos desde el lugar que ocupan en la sociedad "han de defender y promover el matrimonio y su adecuado tratamiento por las leyes".

Al mismo tiempo invito a leer de nuevo, si ya lo hemos hecho antes, la reciente Instrucción Pastoral de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal titulada "La verdad del amor humano. Orientaciones sobre la verdad del amor conyugal, la ideología de género y la legislación familiar", aprobada el pasado 26 de abril y publicada el 4 de julio.

Lluis Esquena Romaguera