En el hospital Riuniti de Bergamo (Italia) ha nacido una niña tras 34 semanas de gestación.

 

Su madre estaba en coma profundo desde hacía cuatro meses a causa de una hemorragia cerebral. Los meses pasaron. La mujer no se recuperaba del coma, pero el bebé seguía desarrollándose en el claustro materno. Pasadas las 34 semanas de gestación los médicos decidieron practicar una cesárea. La madre e hija están vivas en la Unidad de Cuidados Intensivos.

Otro mortal que, después de 23 años salió de un estado vegetativo, dijo que vivió consciente todo ese tiempo, pero que no podía argumentar porque estaba insensibilizado. Rom Houben tiene 46 años y toda su familia pensaba que estaba consciente y consiguieron más dictámenes de eruditos en el tema. Despertó del profundo sueño.

En el estado vegetativo los ojos están abiertos y pueden zarandearse, el doliente tiene tiempos de somnolencia y espacios en los que está desvelado, pero persiste desvanecido. El enfermo no puede cavilar, expresar, morder o engullir.

El polaco Jan Grzebski, de 65 años despertó de su larga ausencia física, que no espiritual. En 1988 sufrió un grave accidente laboral. Y cayó en un profundo coma. Pero recuperó la conciencia por completo. Afirma que durante estos años fue consciente de todo lo que pasaba a su alrededor, aunque no podía moverse ni hablar. Su mujer pensó que su marido volvería a la vida y se opuso a la eutanasia, para que Jan no sufriera. Él oía las conversaciones de los médicos y sus comentarios de que no sobreviviría. Y él lo único que quería era vivir y los médicos planificaban su eliminación. Escuchaba todas las conversaciones de los facultativos.

Por último, Joseph Giacino y su equipo del Instituto de Rehabilitación J.F. Kennedy, de Nueva Jersey, llevó a cabo sus investigaciones en una cadena de unidades de cuidados intensivos y neurológicos, sobre enfermos que exteriorizaban alteraciones de la conciencia debidas a erosiones craneales. Se descubrió que 4 de entre 40 aquejados consiguieron salir del estado de coma profundo.

No es lícito matar a un ser humano para no verle sufrir. Nadie puede autorizar la muerte de un ser trascendental, aunque sea un enfermo incurable, agonizante o en estado de coma profundo. Los cuidados paliativos son un remedio para estas situaciones dolorosas.

Clemente Ferrer

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