El fondo de inversión local de 8.000 millones de euros fue recibido por los ayuntamientos como agua de mayo. El presidente de la FEMP, Pedro Castro, señalo en su momento que era como unos regalos de Reyes Magos anticipados. Posteriormente pidió que el plan se prorrogara un año más. Sea. Habrá plan II, aunque con una dotación inferior, de 5.000 millones de euros.
Supuestamente este plan es a más a más. Es decir, se superpone a los planes ya diseñados por los ayuntamientos. El truco del Gobierno fue aprobar el Plan E cuando los presupuestos municipales ya estaban cerrados y los planes de inversión comprometidos. Pero como el que hace la ley hace la trampa, los ayuntamientos han pospuesto gran parte de esas obras al fin de los planes Zapatero. Así cuentan con algo más de holgura.
Aún así, la cosa es insuficiente. Porque gran parte de los ingresos locales provenían del dinamismo del mercado inmobiliario, hoy frenado. Así que los ayuntamientos están mal, muy mal. Y reclaman una financiación local generosa y urgente similar a la financiación autonómica. Va a ser que no. Ningún ayuntamiento tiene la fuerza de presión que tiene Cataluña. Así que aunque la FEMP reclama 3.000 millones de euros, el gobierno les ofrece 1.900 millones. Castro argumenta que es insuficiente y que habrá que dejar de prestar servicios. Hágase. Todavía queda mucho para las elecciones locales.