El Anuario Estadístico del Mercado Inmobiliario Español (de Acuña y Asociados) analiza en su último número la situación del sector inmobiliario residencial y cómo afecta éste a otros sectores como la banca. En nuestro país la oferta a 31 de diciembre de 2008 alcanzaba 1.629.509 viviendas, mientras la demanda era de 218.428, por lo que los autores del informe estiman que se necesitarían 7 años para disolver el stock de viviendas. Claro que los únicos endeudados no son los ciudadanos. También las promotoras se han embarcado en el crédito; hasta el punto de que su ratio de endeudamiento sobre el pasivo, tradicionalmente en el 60%, se situó en el 80% en 2008.
Al mismo tiempo, la morosidad, que en 2006 era del 0,3% en el caso de las promotoras y del 0,5%. En 2008 la morosidad de las promotoras era del 6,1% y la de las constructoras del 4,9%. En el primer semestre, según los datos publicados en la mañana de este viernes, la mora de las promotoras es ya del 8,16%. La combinación del fuerte endeudamiento con la caída de las ventas dio lugar a los procesos concursales: 432 promotoras y 632 constructoras presentaron concurso de acreedores. Dadas las expectativas de escasa edificación para los próximos años, cabe esperar que más del 75% de las empresas constructoras vinculadas básicamente al sector de la construcción de viviendas desaparezca del mercado, señala el informe. Sólo les salva la diversificación o la fusión con otras empresas, particularmente bancos o infraestructuras, como es el caso de Realia y Vallehermoso.
En ocasiones supone un lastre para la empresa que sale al rescate. De hecho, el sector está pendiente de la evolución de Reyal Urbis, que a pesar del Santander sigue sin controlar su deuda.
El reciente informe de John Mauldin, presidente de Millennium Wave Advisors (MWA), calificaba la crisis española como un Japón 2.0. No extraña cuando en España, que representa el 10% del PIB de la UE, se ha construido el 30% de todas las nuevas viviendas de la Unión desde el año 2000. Por eso, Mauldin no duda en afirmar que un desastre está a punto de producirse en España. El problema es que los pisos no vendidos se encuentran en las cuentas de resultados de los bancos, que han tenido incluso que crear equipos especiales para hacer la tarea inmobiliaria, cuando no cuentan ya con su propia filial.