Las drogas son un enigma que cada vez está provocando más estragos entre los adolescentes.

Las estadísticas manifiestan que el consumo ha crecido en los últimos años. La división entre drogas duras y blandas no debe llevar a engaño, aunque pueden variar en la gravedad de sus secuelas, todas constituyen un detrimento para la salud física y psíquica.

El consumo de las llamadas drogas duras, como la heroína, constituye un cruel ataque para la salud. Sus efectos permiten advertir esa dificultad en la conducta, en relación con la dependencia que generan. Los efectos nocivos son reales al provocar en el cuerpo el bloqueo de sus sistemas de alarma.

En la última investigación preparada por el Ministerio de Sanidad, recalcaba que más de 30.000 adolescentes fumaban porros y 7.000 consumían cocaína. El porcentaje de jóvenes consumidores de cannabis se duplicó y el de cocaína se cuadruplicó por lo que la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción presenta hoy una nueva acción publicitaria utilizando su última campaña de sensibilización sobre el problema de las drogas en la sociedad, bajo el slogan. Las drogas no sólo perjudican a quienes las consumen. Todo tiene un precio.

Las drogas provocan la falta de memoria, problemas de concentración en el trabajo, depresión, paranoia, ataques de ansiedad y pánico; falta de concentración, problemas de sueño o infarto. Se está luchando por la vida, lo más importante  que se puede hacer en el mundo. Una vida tiene un valor trascendental y nada, ni nadie, puede atentar contra ella. Y la droga es la muerte, la inmolación de muchos jóvenes ingenuos que piensan en un traslado al paraíso y acaban en un prolongado e insoportable infierno.

Clemente Ferrer Roselló

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