La muy comunista funcionaria de Aduanas le advirtió que la celeridad con la que la escultura iba a llegar dependía de lo "satisfecha" que podría quedar ella con la operación. Quintás, hombre de mundo, abierto al diálogo con otras culturas, le pidió que concretara su nivel de satisfacción. Nuestra aduanera le explicó que con unos 10 dólares quedaría muy contenta. Pero no iba a ser el señor Quintas quien regateara a la clase trabajadora una satisfacción ocasional, por lo que decidió cuadruplicar la suma y dejar a la funcionaria, no satisfecha, sino extraordinariamente satisfecha.
Ni que decir tiene que la escultura llegó a Barcelona casi al mismo tiempo que Quintás. Costó menos traerla de Vietnam que trasladarla desde Barcelona hasta La Coruña.
Y esta bonita historia sobre La Alianza de Civilizaciones coincide con un análisis duro, realista de la actual crisis de confianza, lo que no se acaba de entender, habida cuenta de que no se han subido los tipos, es por qué anunciar que los créditos subirán. Al parecer, con los créditos pasa lo mismo que con el pan: el trigo sube un 10% y las pistolas un 50%.