El 3,5 % es contando la subida del IVA; sin IVA, la subida sería del 1,5%. El secretario de Estado de Economía, Jiménez Latorre, se ha negado a aclarar la disyuntiva

El Gobierno no se pronuncia sobre si subirá las pensiones de acuerdo con el IPC a precios constantes (1,5%), es decir, sin IVA; o con arreglo a la tasa general de precios (3,5%). Jiménez Latorre, el número dos de Economía, un hombre ya de por sí parco en palabras, se ha quedado prácticamente mundo en la rueda de prensa del IPC cuando ha sido preguntado si subirá las pensiones con arreglo al IPC general de noviembre o si se hará a impuestos constantes (IPC-IC), es decir "con IVA o sin IVA". 

La famosa frase, denostada en los anuncios virales de Hacienda, adquiere una importancia capital en este contexto tan distinto: el pensionista que compra su paquete de Celtas, o media docena de huevos, merece una subida de su pensión acorde con los precios reales, con IVA, y no con arreglo a un IPC desfiscalizado a conveniencia del Gobierno.

Lo que ocurre es que la inflación se está disparando y ante el enorme envejecimiento de la población al Ejecutivo  no le salen las cuentas, y ha prometido en demasiadas ocasiones que va a revalorizar las pensiones. No va a incumplir su promesa, pero cuando la hizo no sabía que iba a subir el IVA. Las cuentas no le cuadran. No es de extrañar que el secretario de Estado de Economía haya intentado eludir todas las preguntas al respecto: si piensa compensar en lugar de consolidar la subida, si es asumible o si está en el presupuesto del 2013.

Lo que sí ha querido dejar claro es que el Gobierno tomará decisiones sobre la revalorización de decisiones cuando se conozcan los datos de noviembre, y que "el IPC a impuestos constantes es el que mejor refleja la situación actual". No señor, es el que permitiría al Gobierno, de ser utilizado como referencia para subir las pensiones, un ahorro de miles de millones de euros, que, sin embargo, son muy necesarios en las familias de los pensionistas, que en ocasiones mantienen a sus descendientes hasta la segunda generación con sus exiguas pagas.

Sara Olivo
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