Se ha realizado una campaña publicitaria para dar a conocer algo estremecedor; la creación en Nueva York de la Escuela de Televisión Reality.

 

Su fundador Robert Galinsky es actor, comediante, escritor y director de compañías de teatro. Una escuela que, por 140 euros al día, marca el camino para triunfar en cualquier reality show.

He enseñado a gente del teatro toda mi vida. Así que pensé que sería una buena idea hacer lo mismo con quienes desean acudir a los shows televisivos, comenta Galinsky. Ante las cámaras los candidatos deberán conocer ciertas reglas como asegurarse de que las cámaras siguen sus pasos cuando se está realizando algo importante. Para lograrlo se deben dar avisos sutiles. Sería una lástima que el momento esperado quedara eclipsado por no saber venderlo. También resulta muy conveniente mantener una actitud positiva ya que, en la pequeña pantalla, cualquier gesto tiene mucha importancia. Galinsky ha definido a la telebasura como un drama sin guión.

Está claro que el medio televisivo está caminando hacia el mal gusto, la vulgaridad, la ordinariez y la mediocridad. La violencia, el sexo, el morbo por la vida privada, la falta de los más elementales valores morales, éticos o sociales. Todo ello fundamentado con un objetivo, la búsqueda cada vez más radicalizada, de la máxima audiencia.

La televisión basura reúne todos los ingredientes enunciados y de modo especial el último programa estrenado por la BNN neerlandesa, The Donor Show, el espacio televisivo en el que una donante, enferma de un tumor cerebral incurable, elegirá a quién ceder uno de sus riñones entre varios elegidos a un trasplante. También sucede lo mismo con el primer reality show en el que los concursantes no reciben ningún premio, sino que pagarán por participar en el programa.

A los acaudalados que intervengan en El millonario secreto, que ha lanzado la cadena británica Channel 4, les costará 80.000 euros que deberán entregar a la persona que consideren la más necesitada de entre los mendigos que han conocido durante sus diez días como pobres indigentes. La misma cadena televisiva ha emitido un nuevo programa basura al publicar un anuncio a través del cual se buscan enfermos terminales que quieran prestarse como voluntarios para ser momificados ante las cámaras, después de su fallecimiento. La idea es un tanto macabra.

No olvidemos que la telebasura es más peligrosa que el terrorismo o la droga.

Clemente Ferrer

clementeferrer3@gmail.com