Basada en una miniserie televisiva emitida por la BBC en mayo de 2003 que arrasó en audiencia, La sombra del poder es un thriller periodístico tan entretenido como trepidante que cuenta un argumento clásico: la complicada, aunque necesaria, relación entre políticos y periodistas.
Ben Affleck encarna a un congresista de EEUU que investiga a una poderosa compañía de armamento y sobre cuya cabeza parece cernirse una conspiración tras conocerse el asesinato de una de sus colaboradoras con la que presuntamente mantenía una relación personal. Un veterano periodista de investigación, amigo de Universidad de este congresista y de su esposa, pretenderá llegar hasta el final de este peligroso caso. Para su labor, la directora de su periódico (The Globe) le pondrá como ayudante a una recién licenciada que se mueve como pez en el agua en Internet y que ha descubierto datos fundamentales sobre la fallecida
Todo indica (dados los medios técnicos y humanos puestos en marcha) que La sombra del poder fue, desde el principio, un proyecto ambicioso en el que no se escatimaron gastos. Por lo pronto, los tres guionistas involucrados en el proyecto: Mathew Michael Carnaham (La sombra del reino), Tony Gilroy (la trilogía de Bourne) y Billy Ray (La guerra de Hart y El espía) se mueven como pez en el agua en historias de acción y conspiración, de ahí que eran los más adecuados para traspasar a la gran pantalla este relato original de Paul Abbot (State of play). Un argumento poco novedoso pero que recoge elementos que siempre funcionan en el cine de periodistas: la integridad de los profesionales de la información frente a los políticos o los problemas derivados cuando el derecho a la información choca con intereses económicos de la empresa editora (de esto, en España, sabemos mucho). A esto hay que unir lo más actual de esta película: el apartado donde se narran las dificultades económicas por las que atraviesa actualmente la prensa escrita para sobrevivir, así como la desconfianza que muchos profesionales de ese campo muestran hacia lo que denominan despreciativamente como bloggeros: es decir los profesionales que realizan exclusivamente su trabajo en la prensa de Internet. Este enfrentamiento periodístico tiene su gancho a pesar de tratarse de forma simplista a través de las tensas relaciones que mantienen el periodista veterano y la recién licenciada
Para concretar: La sombra del poder es un largometraje que se ve de un tirón aunque es comercial cien por cien.
Para: Los que les gusten las películas de periodistas aguerridos (y crean que todavía no son una especie en extinción)