Sr. Director:
Cuentan de un joven que cierto día comenzó a arreglar un pequeño jardín que tenía. Estaba muy abandonado y en él tan sólo crecían malas hierbas. Con mucha ilusión compró una especie de hoz y se puso a cortar aquella hierba. En pocos días había vuelto a crecer. Cuando estaba cortando de nuevo, se le acercó un anciano y le dijo que siempre había que ir a la raíz de los problemas.
Con el terrorismo ocurre igual. Observo a policías y soldados protegiendo pantanos, trenes, centrales... un sinfín de lugares. Tal vez puedan evitar un atentado o detener al último eslabón de una cadena que cada vez parece más fuerte. Deberíamos preguntarnos el motivo de que millones de musulmanes se alegren de nuestras desgracias. No teníamos bastante con la semilla de odio plantada en
Xabier Susperregi
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