Desde Hispanidad.com hemos realizado algunas críticas sobre la deriva de Intereconomía hacia la derecha pagana. Dichas críticas no restan un ápice a la ardiente defensa que realizamos en este número frente al atropello de la sanción impuesta por Industria a dicho grupo de comunicación por 100.000 euros. La sanción tiene su origen en la denuncia de un particular al Consejo Audiovisual Andaluz. Este lo elevó al ministro de Industria. Y Miguel Sebastián interpretó que los anuncios promocionales de Intereconomía vulneraban el art. 8.1 de la Ley del 94 que trasponía la directiva de Televisión Sin Fronteras que establece como publicidad ilícita la que atente contra el debido respeto a la dignidad de las personas o discriminen por razones de sexo, raza, etc.
Primero: el anuncio no supone un atentado contra la dignidad de nadie sino una crítica contra la ideología homosexual del Gobierno. Segundo: el promocional no es sino un ejercicio legítimo en la libertad de expresión, principio fundamental consagrado en la Constitución. ¿O es que hay temas tabú que no pueden/deben ser tratados? ¿No se dijo que las ideas no delinquen en relación a la izquierda abertzale? Tercero: la sanción de Industria supone un ataque frontal a dicha libertad de expresión sin la que no es posible un verdadero sistema democrático.
Por eso, la sanción de Industria es gravísima porque supone el primer ejercicio de censura. Y de eso ya tenemos dilatada experiencia. ¡Nunca mais! Porque si permitimos la censura a los licenciatarios de televisiones, permitimos todo. La censura, como la libertad, es una puerta que se abre, pero nadie sabe cómo se cierra.