En verdad que la estrategia del Gobierno Zapatero de presentar al Partido Popular como una formación de extrema derecha está dando sus frutos. Y aún dará más el jueves, tras las elecciones catalanas, con el más que previsible afianzamiento del pacto Mas-ZP. . Esa pluma egregia colgada de una mentalidad maliciosa que es Luis María Anson, lo describía muy bien en El Mundo: Desacreditar a un partido de derechas catalogándolo de ultraderechista cuando no se aviene a tus órdenes es invento del viejo comunismo que aún tiene éxito en España.

Pero discrepo de Anson en el fracaso de la campaña. Yo creo, por el contrario, que la tal campaña ha tenido un éxito bestial, único, precisamente porque lo que más se repite ahora en Génova 13 es que, en efecto, hay que distanciarse lo más posible de la extrema derecha. ¿Y qué entienden los hombres buenos del PP por extrema derecha? ¿Quizás es aquella que defiende una serie de principios de ley natural, como la vida del no nacido o la familia natural? Pues sí, es justamente eso.

Y así, para combatir la campaña socialista, el PP se apresura a reclamar el centro-reformismo, aquella memez soberana inventada por Jose María Aznar y cuya definición, siempre intentada, jamás conseguida, viene a ser la misma que la de la progresía: abajo los curas y arriba las faldas y forrémonos de dinero. El PP trata de aparentar una progresía de derechas, la misma que les sugieren Pedro J. Ramírez y Federico Jiménez, sin percatarse que la frontera entre izquierda y derecha ya no es transversal, sino longitudinal. En la parte de arriba del cuadro se sitúan aquellos que defienden la justicia, que en el siglo XXI pasa, ante todo, por la defensa de los más débiles observen como la progresía ha unido su querencia abortera con la querencia xenófoba, o cierre de fronteras al emigrante- y por la familia como célula de resistencia a la opresión. Es decir, la frontera entre las dos opciones políticas ya no está en la economía, sino en la moral. Es lógico.

Por la misma razón, aquellos que creen en la vida y la familia (con eso bastaría) se acobardan ante la posibilidad de que el PP desaparezca. En primer lugar, el PP, atacado de centro reformismo, ya no defiende esos valores, ocho años de aznarato lo confirman. Pero la respuesta sigue estando en una pregunta: Si mañana se hunde el PP opción que, como ya he escrito, considero muy deseable- sus votantes votarían al PSOE? ¿A que no? Pues entonces

Me gusta Solidaridad Internacional. Recomiendo vivamente la lectura de su fanzine, una revisa con mucho mejor fondo que forma. Del último número estoy de acuerdo en todo.

¿Que Solidaridad Internacional es muy pequeño? Claro, eso es lo bueno. Pero con ese nombre o con cualquier otro, cualquier acontecimiento mundial, o la mera voluntad general, puede provocar el cambio.

Como en información, la verdad circula por calles estrechas.