Y mientras Borrell intenta expulsar a Dios de la Constitución y a ser posible enviarle al exilio, el debate para las elecciones europeas continúa bajo mínimos. Cualquier cuestión realmente importante, es sustituida en el debate público y mediático por las más sonoras sandeces. A fin de cuentas, está muy claro cuáles deberían ser las cuestiones claves de la Europa actual.

 

A saber:

 

1. El derecho a la vida, base de todos los demás. En ningún lugar como en la Unión Europea se está jugando con la vida humana, con la persona, en todos los frentes: abortos, contracepción, manipulación genética, etc. Europa nunca podrá dirigir el nuevo orden mundial como lo dirigió en el pasado, mientras sea el lupanar de la cultura de la muerte.

 

2. La familia, esa célula de resistencia a la opresión. En este caso, el cambio que reclama Borrell (llevar a Europa el cambio del 14-M) deja atrás a la muy liberal Francia. Mientras los socialistas franceses se sienten aterrorizados (es para sentirse así) ante el matrimonio homosexual y a la posibilidad de que los gays adopten y eduquen niños, sus colegas españoles vuelven a jugar a la ruleta rusa para ser "más progresistas que nadie", es decir, los más idiotas de todo el continente.

 

3. El racismo. Las fronteras de Europa continúan cerradas. Cerradas incluso a los ciudadanos de los países del Este que ya son miembros de pleno derecho de la Unión. Pero, claro, ser miembros de pleno derecho no significa que tengan libertad para moverse por todo el continente y, sobre todo, para instalarse con sus familias en Europa Occidental.

 

4. Justicia Social. El nivel de rentas en el conjunto de los 25 es tan dispar que sería cuestión de reír si no fuera para llorar. Por ejemplo, ningún partido lleva en su programa la promulgación de un salario mínimo interprofesional y unas condiciones mínimas de trabajo y de prestaciones públicas homologable en cualquier lugar de la Unión.

 

Ni la izquierda ni la derecha europeas, ni socialdemócratas, liberales o democristianos o conservadores se preocupan por estos cuatro elementos, claves en la regeneración de Europa. Se ocupan, sí, pero ninguno de ellos está dispuesto a apostar por la generosidad. Simplemente, Europa es un país decadente. Por eso, les pido, sin rubor alguno, el voto para el Partido Familia y Vida. Y si, usted no cree en los principios que defiende, busque cualquier otra pequeña formación y tómese la molestia de leer su programa. Porque, desde luego, la regeneración de Europa no va a venir de las grandes formaciones políticas o de los grandes grupos mediáticos que controlan el actual Sistema imperante: vendrá de la marginalidad.

 

Eulogio López