De juzgado de guardia. Tras la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros la opinión pública sigue sn conocer la propuesta del Gobierno para la reforma laboral porque el Ejecutivo prefiere presentársela primero a los agentes sociales. Vamos que teme las manifestaciones de los sindicatos más que a un nublao.
Por si acaso, el Gobierno insiste y reitera que la propuesta presentada es sólo un punto de partida sobre el que iniciar el debate. Que no se nos enfaden. Y por si acaso, De la Vega reitera la responsabilidad de la que han hecho gala los sindicatos desde sus legítimas posiciones. Dice que el debate no les asusta, bla, bla, bla.
¿Qué ocurre si no hay acuerdo? No contemplamos ese escenario; estamos convencidos de que habrá acuerdo y trabajamos para el acuerdo, responde De la Vega. Estupendo. Pero, ¿y qué ocurre si no hay acuerdo? De la Vega reitera su esquivada y reitera su intención de encontrar puntos de encuentro para superar los problemas, etc. La solución, ya saben, debe venir desde el diálogo social.
Así que al cierre de esta edición seguimos sin saber si habrá modificaciones en las cotizaciones sociales, si se plantea un nuevo modelo de contratación, si se pretende abaratar el despido para los jóvenes. Tan sólo las líneas maestras: reformas para permitir la creación de empleo sin recortar los derechos de los trabajadores. O sea, nada. Impresentable.