Busca incrementar la eficacia de las políticas activas, pero lo hace de forma muy genérica.
Las políticas activas de empleo siempre han pretendido incrementar su eficacia y eficiencia ante las personas desempleadas. De esa manera se convertirían en la panacea en la lucha contra el paro. Así lo ha explicado Confemetal en una de sus notas informativas.
Por ese fin, el Ministerio de Trabajo ha presentado un primer borrador para reformar las Políticas Activas de Empleo y lo que se quiere convertir esa panacea ha resultado ser, simplemente, una reformita. Como ya vienen siendo habitual en el Ejecutivo, las llamadas reformas, se convierten en una recopilación de programas y políticas ya existentes, pero con otro lazo, en lugar de una propuesta en firme de cambio.
Y en primer lugar hay que tener en cuenta que esas políticas activas de empleo no generan trabajo por sí mismas, sino que van complementadas con otros factores, los cuales, en muchas ocasiones no existen, por lo que no las políticas activas dejan de tener eficacia. Pero es que las reducciones que algunas dotaciones tienen en los próximos Presupuestos Generales (bonificaciones a la contratación o la formación continua) tampoco ayudan.
Todo parece indicar que el texto contribuirá a una mayor descoordinación entre las políticas activas y pasivas o entre la Administración del Estado y de las Autonómicas. Y si además, como se propone, se va a destinar más presupuesto para formar a personas desocupadas, en lugar de formar a los ocupados, ese traslado podría afectar a los ocupados actuales.
En conclusión, que parece que ese reforma se va convertir en agua de borrajas, sin ningún tipo de relevancia, si no hay mayores reformas estructurales.
Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com