Esta mañana, al menos 30 muertos por un atentado atribuido a Al Qaeda
Quizá sea uno de los últimos episodios que viva el actual régimen sirio pues, como se sabe, desde marzo de este año se ha producido un levantamiento popular contra el presidente Bashir al-Assad.
Las informaciones que llegan de Siria apuntan a una dura represión por parte de la Policía y el Ejército sirio y también a enfrentamientos entre las fuerzas gubernamentales, por un lado, y desertores del Ejército y opositores armados, por otro. De hecho, según la ONU, más de 5.000 personas han muerto desde marzo.
Ayer el presidente de la Asamblea General de la ONU, el catarí Abdulaziz Al Naser, insistió en que las autoridades sirias deben detener la represión cuanto antes y cumplir con el acuerdo alcanzado con la Liga Árabe, cuyo primer grupo de observadores llegó ayer a Damasco. El diplomático catarí reconoció que la Primavera Árabe ha sido un episodio muy importante para la organización y destacó la importancia de solventar la crisis que vive Siria.
Por su parte, el Gobierno del presidente sirio Bashar al Assad asegura que lucha contra "terroristas" apoyados desde el extranjero que han matado a unos 2.000 policías y militares.
La constitución de 1973 define oficialmente a Siria como un estado socialista seglar reconociendo al Islam como religión mayoritaria. Este país tiene una población de 19 millones de habitantes, la mayoría de los cuales hablan árabe y profesa el Islam, concretamente el sunnismo.
Lo mejor para los países es la democracia, y el régimen de Bashar al Assad no lo era. Pero cabe preguntarse si la llegada al poder de los 'hermanos musulmanes' va a traer la verdadera libertad a el país, entre ellas, la religiosa y de culto. Y si no, echen un vistazo a lo que ha ocurrido en Egipto, donde la represión a los cristianos es una constante.
Es decir, la 'Primavera árabe' no es sinónimo de aperturismo y democracia.
José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com
En Siria, esta mañana, al menos 30 personas han fallecido y otras 55 han resultado heridas, la mayoría civiles, en el doble atentado con coche bomba contra dos edificios de los servicios de inteligencia sirios en Damasco, ha informado el canal de televisión libanés Al Manar. Este doble atentado "lleva el sello de Al Qaeda" y fue cometido por dos terroristas suicidas que iban en coches en los que habían colocado explosivos, según la agencia de noticias SANA.
Quizá sea uno de los últimos episodios que viva el actual régimen sirio pues, como se sabe, desde marzo de este año se ha producido un levantamiento popular contra el presidente Bashir al-Assad.
Las informaciones que llegan de Siria apuntan a una dura represión por parte de la Policía y el Ejército sirio y también a enfrentamientos entre las fuerzas gubernamentales, por un lado, y desertores del Ejército y opositores armados, por otro. De hecho, según la ONU, más de 5.000 personas han muerto desde marzo.
Ayer el presidente de la Asamblea General de la ONU, el catarí Abdulaziz Al Naser, insistió en que las autoridades sirias deben detener la represión cuanto antes y cumplir con el acuerdo alcanzado con la Liga Árabe, cuyo primer grupo de observadores llegó ayer a Damasco. El diplomático catarí reconoció que la Primavera Árabe ha sido un episodio muy importante para la organización y destacó la importancia de solventar la crisis que vive Siria.
Por su parte, el Gobierno del presidente sirio Bashar al Assad asegura que lucha contra "terroristas" apoyados desde el extranjero que han matado a unos 2.000 policías y militares.
La constitución de 1973 define oficialmente a Siria como un estado socialista seglar reconociendo al Islam como religión mayoritaria. Este país tiene una población de 19 millones de habitantes, la mayoría de los cuales hablan árabe y profesa el Islam, concretamente el sunnismo.
Lo mejor para los países es la democracia, y el régimen de Bashar al Assad no lo era. Pero cabe preguntarse si la llegada al poder de los 'hermanos musulmanes' va a traer la verdadera libertad a el país, entre ellas, la religiosa y de culto. Y si no, echen un vistazo a lo que ha ocurrido en Egipto, donde la represión a los cristianos es una constante.
Es decir, la 'Primavera árabe' no es sinónimo de aperturismo y democracia.
José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com