Han mostrado públicamente su satisfacción con la nota de prensa del Supremo La posición de los religiosos de la enseñanza (FERE-CECA) en relación a la polémica asignatura de EpC sigue siendo una incógnita. Sin conocer la sentencia -o quizás conociéndola- su secretario general, el salesiano Manuel de Castro, se permite mostrar su satisfacción. Incluso en un alarde de generosidad, ha pedido que se tienda la mano a los objetores y se estudie como pueden recuperar las horas de no asistencia a clase. ¿Habla la FERE o el Ministerio?
Veamos. Repasemos algunas de las declaraciones de Manuel de Castro en relación a la polémica asignatura: "No comprendo la oposición de algunos a la asignatura. Basta con que elijan el texto y el profesor adecuado", comenta. "A fin de cuentas no hay que negar situaciones que existen en la vida real. Ni guardar silencio en clase sobre determinadas tendencias sexuales que luego los chicos ven reflejadas como guays en las series de televisión". El País, 2-9-2007
Hemos rechazado la objeción de conciencia en nuestros centros, no en los públicos donde consideramos legítimo que los padres busquen los medios que estimen oportunos para proteger a sus hijos de los riesgos de la asignatura. ABC, 9-7-2007. O sea, Guantánamo educativo.
El Ministerio no hace los libros sino el currículum. Son las editoriales las que elaboran los textos con total libertad. Así, habrá libros que para los católicos sean aceptables y otros que no lo sean. Los padres de nuestros alumnos deben estar tranquilos en este sentido, ya que los centros seleccionarán los más compatibles con nuestro carácter propio. ABC, 9-7-2007. Es decir, más Guantánamo educativo.
De esta selección de declaraciones (hay muchas más), se deducen que D. Manuel mantiene la misma posición que Zapatero o Cabrera en relación a la polémica asignatura. Quizás por eso, presidente y ministra mostraron en el debate parlamentario el texto de EpC de SM, el preferido de los centros de FERE junto al de Santillana-PRISA.
Además, D. Manuel considera legítima la objeción en los centros públicos. En los centros FERE, tranquilidad que D. Manuel ha logrado su Guantánamo educativo basado en una carta personal. Pero lo que quizás olvida el secretario general de la FERE es que no todos pueden acceder a centros FERE porque sencillamente no existe libertad de elección de centro. ¿Y el que ha tenido mala suerte? Pues eso: mala suerte y que objete si lo estima oportuno.
Por último, da la sensación de que D. Manuel desconoce el proceso de elaboración de un libro de texto. Ocurre que las editoriales para elaborar sus libros de texto se basan en el currículo oficial: objetivos, contenidos y criterios de evaluación. El resultado es el libro de José Antonio Marina, que aprovecha la polémica asignatura para tratar de superar el monopolio moral de las religiones y proponer un Gran Proyecto Ético, es decir, una nueva religión en la que el Papa -of course- es el Sr. Marina. Ese nuevo código moral Marina -que supera el monopolio inaceptable de la Iglesia- pretende construir las diversas identidades del adolescente. También su identidad sexual que podrá ser masculina, femenina o mediopensionista. Con libertad y amplitud de miras.
Todo eso en la editorial SM, propiedad de los marianistas y referencia de la mayoría de los centros educativos católicos. A lo mejor es que el P. de Castro lo tiene demasiado claro.
Veamos. Repasemos algunas de las declaraciones de Manuel de Castro en relación a la polémica asignatura: "No comprendo la oposición de algunos a la asignatura. Basta con que elijan el texto y el profesor adecuado", comenta. "A fin de cuentas no hay que negar situaciones que existen en la vida real. Ni guardar silencio en clase sobre determinadas tendencias sexuales que luego los chicos ven reflejadas como guays en las series de televisión". El País, 2-9-2007
Hemos rechazado la objeción de conciencia en nuestros centros, no en los públicos donde consideramos legítimo que los padres busquen los medios que estimen oportunos para proteger a sus hijos de los riesgos de la asignatura. ABC, 9-7-2007. O sea, Guantánamo educativo.
El Ministerio no hace los libros sino el currículum. Son las editoriales las que elaboran los textos con total libertad. Así, habrá libros que para los católicos sean aceptables y otros que no lo sean. Los padres de nuestros alumnos deben estar tranquilos en este sentido, ya que los centros seleccionarán los más compatibles con nuestro carácter propio. ABC, 9-7-2007. Es decir, más Guantánamo educativo.
De esta selección de declaraciones (hay muchas más), se deducen que D. Manuel mantiene la misma posición que Zapatero o Cabrera en relación a la polémica asignatura. Quizás por eso, presidente y ministra mostraron en el debate parlamentario el texto de EpC de SM, el preferido de los centros de FERE junto al de Santillana-PRISA.
Además, D. Manuel considera legítima la objeción en los centros públicos. En los centros FERE, tranquilidad que D. Manuel ha logrado su Guantánamo educativo basado en una carta personal. Pero lo que quizás olvida el secretario general de la FERE es que no todos pueden acceder a centros FERE porque sencillamente no existe libertad de elección de centro. ¿Y el que ha tenido mala suerte? Pues eso: mala suerte y que objete si lo estima oportuno.
Por último, da la sensación de que D. Manuel desconoce el proceso de elaboración de un libro de texto. Ocurre que las editoriales para elaborar sus libros de texto se basan en el currículo oficial: objetivos, contenidos y criterios de evaluación. El resultado es el libro de José Antonio Marina, que aprovecha la polémica asignatura para tratar de superar el monopolio moral de las religiones y proponer un Gran Proyecto Ético, es decir, una nueva religión en la que el Papa -of course- es el Sr. Marina. Ese nuevo código moral Marina -que supera el monopolio inaceptable de la Iglesia- pretende construir las diversas identidades del adolescente. También su identidad sexual que podrá ser masculina, femenina o mediopensionista. Con libertad y amplitud de miras.
Todo eso en la editorial SM, propiedad de los marianistas y referencia de la mayoría de los centros educativos católicos. A lo mejor es que el P. de Castro lo tiene demasiado claro.