Es muy posible que tras décadas de propaganda, la gente haya olvidado que el Líbano es ante todo un pueblo mayoritariamente poblado por cristianos, que componen el más del 50% de la población. Es más, casi toda su historia ha sido un enclave cristiano en Oriente Medio y como sabe todo el mundo, salvo los progres, cristianismo ha significado progreso mientras que en las zonas donde ha imperado la fe islámica casi siempre se han caracterizado por la mera supervivencia y por el imperio de la miseria.
Lo que ocurre es que el Líbano cristiano ha estado trufado por un sinfín de refugiados y por la presión tiránica del Islam. Por ejemplo, hoy viven 500.000 palestinos en el Líbano, pero se calcula que 3 millones de cristianos libaneses han salido del país durante los últimos 30 años de continua inestabilidad. Cuando los cristianos controlaban el Líbano, la antigua Fenicia era conocida como la Suiza de Oriente Próximo.
Ahora bien, aunque más de la población sea cristiana, los cristianos no controlan el país por dos razones: no son dueños de sus destinos porque Siria es quien realmente manda en Líbano. En segundo lugar, porque los musulmanes radicales, especialmente chiítas, controlan el ejército y conforman un estado dentro del estado. Así, recordábamos en nuestra edición de ayer, los chiítas no alcanzan el 40% de la población pero representan el 75% del ejército.
No sólo eso, hay cristianos que no saben resistir la presión de la tenaza sirio-fundamentalista y se convierten en marionetas tanto de Damasco como de Hezbolá. Uno de ellos es el propio presidente del país, Emile Lahud, un cristiano maronita verdadera marioneta del líder sirio Bashar Al-Asad. Los cristianos libaneses le desprecian y le acusan de traidor. No es para menos, basta con leerse la entrevista que hoy publica El Mundo con Lahud, donde tras calificar a los terroristas de Hezbolá como nuestros valientes guerrilleros se atreve a decir que al líder político emergente en Líbano (asesinado en un atentado) Rafik Hariri le mataron los judíos cuando nadie en el mundo alberga la menor duda de que fue asesinado por orden de Damasco.
En esta guerra de propaganda donde el Islam gana todas las batallas por la idiocia de tantos medios de comunicación occidentales que tiran piedras contra su propio tejado, la parte más graciosa son las referencias a la acción social de Hezbolá. Es decir, que nos encontramos ante toda una ONG. Y es cierto que nadie sabe, aunque todo el mundo sospecha, de dónde saca Hezbolá el dinero para subvencionar tantas actividades entre su gente, aunque todos nos lo imaginamos. Ahora bien, lo que no se dice es en qué consiste esta filantropía de Hezbolá, ideológicamente encaminada a borrar del mapa libanés toda muestra de cristianismo y conseguir la sociedad islamizada. Un médico libanés me lo explicaba con un ejemplo : Hezbolá subvenciona a las familias que obligan a sus hijas, a partir de sus 12-14 años, a vestir el velo y los atuendos islámicos. De la misma forma, subvenciona escuelas islámicas-, matrimonios concertados entre islámicos- y vende su influencia para que sean los creyentes en el profeta quienes copen tanto el ejército como las fuerzas del orden libanesas. Es decir, toda una ONG. Por cierto, Hezbolá quiere que las familias de sus combatientes no abandonen la zona sur del Líbano que Israel amenaza con invadir. Al mismo tiempo, en la capital, miembros de Hezbolá se trasladan hacia el barrio norte, mayoritariamente cristianos, para convertir a éstos en objetivo de la aviación hebrea.
Estos chicos de Hezbolá son pura filantropía.
Eulogio López