Por si alguien se había olvidado, el sábado 7 la banda terrorista ETA se encargó de recordar que sigue existiendo. Las dos bombas colocadas en las localidades turísticas de San Vicente de la Barquera (Cantabria) y Ribadesella (Asturias) reiteran que los etarras siguen dispuestos a alterar nuestra convivencia. Las "vedettes" batasunas, tan contentas por haber recuperado el protagonismo perdido tras el 11-M. Desde Gara, se advierte que el estrechamiento de las actividades etarras no responde al análisis de la realidad, sino al deseo. ¿No será al contrario?

Gara aprovecha para hacer de altavoz de las reivindicaciones de la izquierda abertzale: Derogación de la Ley de Partidos, que permitió la ilegalización de Batasuna, y supresión de la dispersión de presos etarras.

(http://www.gara.net/orriak/P08082004/art92904.htm)

Y ya puestos, aprovechan para criticar a una parte del nacionalismo vasco -o sea, al PNV- de buscar réditos políticos de la actual situación. Al mundo abertzale no le gusta nada que el PNV se lleve sus votos. Les pasa lo mismo que a Izquierda Unida con el PSOE. El reparto de "aitá" Arzalluz entre los "agita-árboles" y los "recoge-nueces" no termina de convencer.

Pero no todo es crítica. Los batasunos afirman que "siguen activas las apuestas honestas por buscar soluciones efectivas al conflicto". Lo de la "honestidad" de la apuesta resulta sarcástico cuando es utilizado para calificar las propuestas de los del tiro en la nuca y por la espalda, la extorsión y el chantaje. El artículo 20 de la Constitución debería estar limitado a los que insultan gravemente a la inteligencia.