- El Gobierno francés prevé el cierre de centrales nucleares y reducir el porcentaje de la electricidad nuclear del 75% actual al 50% en 2020.
- Hollande también prevé el aumento de las renovables a más del 27% en 2020 y a entre el 30 y el 40% en 2030.
- En España, según el ministro Soria, el precio medio de producir un megavatio es de 50 euros, si lo produce la energía eólica son 90 euros y si es la fotovoltaica, 450 euros.
El Gobierno francés prevé el cierre de centrales nucleares, reducir el porcentaje de la electricidad nuclear del 75 % actual al 50 % en 2020, y el aumento de las renovables a más del 27 % en 2020 y a entre el 30 y el 40% en 2030, algo que el Movimiento de Empresas de Francia (MEDEF) considera irrealizable.
El MEDEF ve "incoherente recomendar el cierre de centrales nucleares seguras y rentables", en una alusión directa a los dos reactores de Fessenheim, que el presidente francés, François Hollande, ha prometido que dejarán de funcionar y serán clausurados durante su mandato.
El MEDEF advirtió de que las evaluaciones del costo de la transición energética en Francia, entre 300.000 millones de euros y un billón, no sólo ilustran que saldrá caro, sino que la horquilla es muy amplia y no puede "en ningún caso servir para aclarar las decisiones futuras".
La situación francesa recuerda a la española en el sentido de que España ha de hacer frente a un déficit de tarifa bestial, generado en gran medida por las subvenciones a las energías renovables.
En ese sentido, ayer, el ministro de Industria, José Manuel Soria, indicó que el Gobierno sigue apostando "de manera clara" por las energías renovables, pero señaló que los consumidores deben saber que eso cuesta dinero. Así, afirmó que si en España el precio medio de producir un megavatio es de 50 euros, si lo produce la energía eólica son 90 euros y si es la fotovoltaica, 450 euros.
"Tenemos que ser muy claros y hacer mucha pedagogía, la apuesta por las renovables es fuerte, no tiene vuelta atrás, pero hay que saber que cuesta dinero", aseguró Soria, tras recordar que la reforma energética les garantiza una rentabilidad fijada por el coste de financiación del Tesoro más 300 puntos básicos.
El ministro afirmó que se trata de una reforma "valiente porque no gusta a nadie", ni a los consumidores, ni a las renovables, ni a las energías convencionales, ni al propio Gobierno, que ha tenido que asumir parte del déficit de tarifa en los Presupuestos Generales del Estado.
En cualquier caso, la energía nuclear -como hemos indicado en otras ocasiones- es la energía de los pobres -porque es más barata su producción-, frente a las renovables subvencionadas, cuyo coste para el contribuyente es muy superior.
Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com