Repetimos: la gran batalla político-moral del momento presente es por la objeción de conciencia. Porque la objeción de conciencia no es un derecho, sino todos los derechos y libertades en su punto de prueba.
La ley es de obligado cumplimiento, sí, pero eso no es Estado de derecho a ocurrir en las dictaduras y en las democracias. Éstas se distinguen de aquéllas, no sólo porque es el pueblo quien elige a los legisladores sino porque las leyes no rompen al ser humano, no le obligan a negar su conciencia.
Mal está que un Estado despenalice el asesinato del niño no nacido, pero aún es peor que encima obligue a los médicos o a los farmacéuticos a realizar abortos o a posibilitarlos.
Pues bien, eso es precisamente lo que pretende el mercado de la muerte. En nombre del Estado de derecho, se obliga a personas e instituciones a conculcar conciencias e diarios y a practicar o posibilitar abortos. Ni lo nazis forzaban a los soldados alemanes a participar en el genocidio de los campos de exterminio. Para eso estaban las SS y los voluntarios del partido. Pues bien, el Nuevo Orden Mundial (NOM) sí que obliga. La información llega, una vez más, de Noticias Globales.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com