La colaboradora de Hispanidad.com, Miriam Prat, lleva denunciando el pitorreo de las primas a las energías renovables, que el Gobierno Zapatero convirtió en el no va más de su política energética verde.

No lo duden, en cuanto les hablen de ecología agarren la cartera y no la suelten. La energía eólica, aún la biomasa, y, sobre todo, la solar, en sus dos modalidades de fotovoltaica y termosolar (no así en las placas particulares), es principal factor de la que nos está hundiendo en el déficit energético y en la carestía de la energía, que, a su vez, provoca inflación en todos los sectores económicos, porque todos utilizan energía y, sobre todo, en las arcas públicas, que de públicas no tienen nada porque el dinero público no existe: al final, lo pagaremos usted y yo en el recibo de la luz o vía impuestos.

Fue Miriam Prat quien recogió el nombre que a las termosolares -el mayor pitorreo de todos- les otorgaba el sector eléctrico: la Triple 'A'. En efecto, nada de pequeños empresarios. Los beneficiarios de la política verde de ese agujero negro que ha sido el Zapaterismo -y el Rubalcanismo sigue en sus trece- han sido las empresas Abengoa, ACS y Acciona, las que más subvenciones públicas han recibido y la que más esperaban recibir.

Una de ellas, Acciona, ha lanzado una fortísima campaña publicitaria, por supuesto circunscrita a medios progresistas (tanto de izquierdas como de derechas) bajo el siguiente eslogan: "Somos 7.000 millones de razones para encontrar soluciones globales". Y eso que esto de la energía verde no es sólo una monumental estafa sino que, encima, se ha convertido en una nueva religión, el ecopanteísmo, que nos anuncia los peores males, por ejemplo, el final del planeta y su correspondiente apocalipsis, si no nos rascamos el bolsillo en pro de la nueva energía. A los adictos al nuevo credo, más bien secta, son los mismos que pretenden reducir una sola especie animal o vegetal: la humana. Hablan de economía sostenible, cuando lo único que debe ser la economía es sustentable: para sustentar al rey de la creación, que es el hombre.

Entiéndase: no es que el señor José Manuel Entrecanales, propietario de Acciona, se nos haya hecho panteísta, no: lo que ocurre es que bajo la excusa ecológica pretende aumentar su fortuna con el dinero público, es decir, el dinero de los demás.

Pero los beneficiados no pasan. Por una parte, tenemos a la asociación termosolar -la energía más cara de todas- que propone al Ministerio de Industria una serie de medidas para reducir el déficit de tarifa. Todas ellas consisten en que se cobre dinero a los demás, sea a la hidroeléctrica, la nuclear o la de ciclo combinado, y que se mantengan las subvenciones que reciben ellos. No está mal.

La nota fue emitida en la mañana del lunes 13, y como al destino también le gusta reír, se publica en paralelo el informe de Tendencias ese magnífico confidencial que lidera Carlos Díaz-Güell: pueden leerlo en el orden que quieren que no modificarán sus conclusiones.

Mire usted: la única manera de terminar con el déficit de tarifa consiste en no pagar un euro a ningún producto y que las energías más probadas sean las que se consuman. Porque la energía antes que ecológica debe ser barata y la política energética debe preocuparse, primero, por el ser humano, luego por el planeta tierra. Por ese orden.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com