- Recuerden que a la ministra le han nombrado el Ministerio entero entre La Moncloa y Génova: el dedo de Rajoy y el del partido.
- Ahora quisiera alguien suyo: Pablo Vázquez.
- Además, Garcés es amigo de su enemiga, la vicepresidenta Soraya. Con ella entró en el PP tras su paso por el Gobierno aragonés.
- Por cierto, Garcés es el más duro en el caso de las Radiales: su axioma es que el Estado no debe pagar un euro.
- Y todo lo anterior demuestra que el PP se ha convertido en una maquinaria de poder, ajena a ideario alguno.
La sustitución de Rafael Catalá, nuevo ministro de Justicia, en la Secretaría de Estado de Fomento no está resultando nada sencillo. Hablamos de un Ministerio con mucha gestión y de una ministra que, fiel a Rajoy, y con su lema de no causarle problemas al presidente del Gobierno, aceptó en su momento que todos los altos cargos le fueran 'nombrados' desde fuera. Hasta el presidente de Renfe, Julio Gómez-Pomar, fue una imposición de Javier Arenas.
Encima, Rajoy no es que haya protegido mucho a su escudero Pastor, sino que ha permitido que los 'sorayos' le hagan la vida difícil.
Ahora, quiere ser ella la que nombre a su segundo. En concreto a su amigo Pablo Vázquez, actual presidente de la ingeniería Ineco. Pero la vicepresidenta le quiere imponer a su amigo Mario Garcés, hasta ahora subsecretario del Ministerio. Un hombre que entró en el PP junto a la propia Soraya y que ha sido consejero de Hacienda y administración del gobierno aragonés con Luisa Fernanda Rudi.
Garcés ha sido, precisamente, uno de los duros en la solución de las autopistas Radiales. Su lema es que al Estado no le cueste un duro. Él ha sido el mentor del 'desacuerdo' cuando parecía que el pacto era un hecho, tras suprimir el Gobierno la RPE (Responsabilidad Social del Estado) y doblarle el pulso a la banca extranjera acreedora y obligar a la banca nacional a aceptar unas condiciones duras. Pues bien, a Garcés no le basta.
Conclusión: si sale Vázquez es que ha ganado Ana Pastor (en la imagen); si sale Garcés es que la vicepresidenta ha ganado y sigue teniendo resortes a pesar de su alejamiento de Mariano Rajoy.
Y todo lo anterior demuestra que el Gobierno Rajoy y el Partido Popular, cada día más, se han convertido en una maquinaria de poder y en una interminable batalla interna, alejada de cualquier tipo de ideario. Bueno, esto último no es más que un reflejo del propio presidente del Ejecutivo.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com