Mientras continúan paralizándose las ofertas que beneficiarían a los clientes, especialmente a la hora de introducir la banca ancha, es decir, Internet

El pasado viernes, el regulador del sector teleco -la CMT- le metía un tijeretazo sin precedentes al operador más importante de España en los precios que cobra a los otros operadores por el uso indirecto de su red. Toda una declaración de intenciones de lo que parece esperarle a nuestra compañía más internacional.

Como decimos el viernes 28, a última hora de la mañana -por cierto, una costumbre del gabinete de prensa de la CMT que está provocando las iras de la prensa especializada- la Comisión difundía los datos de rebaja del ADSL mayorista: un recorte que llega hasta el 80% en algunas de las modalidades, y, para colmo, a aplicar con efecto retroactivo desde diciembre de 2006.

El regulador de las telecos está para controlar al operador grande, de acuerdo, pero ¿en qué mejora el mercado esta medida? Absolutamente en nada. Está demostrado, a la vista de las ocasiones anteriores, que esas rebajas del servicio mayorista nunca se trasladan a los precios que se cobran al cliente final. Total, que lo único que se consigue es que los operadores que revenden los servicios de Telefónica aumenten notablemente sus márgenes comerciales. Y, en este caso, con el efecto retroactivo, que encima Telefónica les devuelva un montón de dinero para engrosar sus arcas sin que el cliente se beneficie absolutamente en nada. Está por ver que al final alguno de estos revendedores rebajen la factura del usuario final de Internet.

Y lo malo de toda esta situación auspiciada por la CMT, es que siempre se nos olvida que los operadores que son entrantes en España son, a la vez, ex monopolios todopoderosos en sus propios países. De hecho, ¿quién dirían que es el primer cliente de Telefónica en este tipo de servicios de acceso indirecto a la banda ancha que tantísimo han bajado su precio? Pues el gigante francés Orange. Da la risa imaginarse al regulador francés obligando a France Telecom a devolver un solo céntimo, por mal cobrado que estuviese, a una empresa española. Eso sin contar con los de Tele 2 de la

británica Vodafone y similares.

Como explica hoy el director de Hispanidad la libre competencia no pude consistir en una política de reparto de cuotas de mercado, sino en ofrecer un servicio de calidad y barato al mayor número de ciudadanos. Y el que quiera participar, que invierta en red.