Sr.Director:
Entre las virtudes en su conjunto y, espacialmente entre las virtudes, los valores sociales y la caridad, existe un vínculo profundo que debe ser reconocido cada vez más.

La caridad, a menudo, limitada al ámbito de las relaciones de proximidad, o circunscrita únicamente a los aspectos meramente subjetivos de la actuación en favor del otro, debe ser considerada en su auténtico valor de criterio supremo y universal de toda la ética social.

De todas las vías, incluidas las que buscan y recorren para afrontar las formas siempre nuevas de la actual cuestión social, la más excelente es la trazada por la caridad. Los valores de la verdad, de la justicia, y de la libertad nacen y se desarrollan de la fuente interior de la caridad; ya que la convivencia humana resulta ordenada, fecunda en el bien y apropiada a la dignidad humana, cuando se funda en la verdad; cuando se realiza según la justicia, es decir, en el efectivo respeto de los derechos y en el leal cumplimiento de los respectivos deberes; cuando se realiza en la libertad que corresponde a la dignidad de los hombres impulsados por su misma naturaleza racional a asumir la responsabilidad de sus propias acciones; cuando es vivificada por el amor, que hace sentir como propias las necesidades y las exigencias de los demás e intensifica cada vez más la comunicación de los valores espirituales y la solicitud por las necesidades materiales. Estos valores constituyen los pilares que dan solidez al edificio del vivir y del actuar, y se trata de los valores que determinan la cualidad de toda acción social.

Francisco Lorenzo Salido