Una pequeña banda de músicos de la policía egipcia aterriza en Israel para, previsiblemente, amenizar la inauguración de un centro cultural árabe. Pero por cuestiones idiomáticas y burocráticas, estos músicos se equivocan de autobús y acaban perdidos en medio de la nada o, mejor dicho, en un pueblo israelí remoto en el que su presencia primero desconcierta para, posteriormente, ser bien acogida por los lugareños…
Con toques cómicos visuales que, de alguna manera, rinden un homenaje al cine mudo (los mejores golpes de humor de la película residen en contemplar la disciplina con la que forma este grupo de músicos), La Banda nos visita se decanta más por la sugerencia que por el discurso. Así, el director de la película apuesta por la bondad de las personas por encima de las diferencias de étnicas o religiosas. De tal forma que, ante la situación de desamparo en la que se ven inmersos los policías árabes (totalmente descolocados y sin dinero), los que les echan una mano son ciudadanos judíos de la calle que les ayudan sin esperar nada cambio. Y es que en esta película se hace más hincapié en lo que les une (por ejemplo, el amor a la música) que en lo que les separa.
Como curiosidad, el director y guionista de la película, el joven cineasta israelí Kolirin, introduce en La Banda nos visita elementos autobiográficos a simple vista increíbles: el personaje femenino de la trama -la solitaria Dina- manifiesta que durante toda su infancia (a pesar de las guerras entre judíos y árabes) en su localidad israelí la televisión favorita de su casa era la egipcia...
La Banda nos visita, con su contenido a favor de la reconciliación, ha provocado todo tipo de reacciones. Aunque triunfó en los premios entregados por la Academia de cine israelí, fue boicoteada por la Asociación de actores egipcios que impidieron que se proyectase en el Festival de Cine de Abu Dhabi, no por su falta de calidad sino simplemente por su procedencia israelí. Definitivamente, ni el humor es capaz de "suavizar" algunas situaciones…
Para: Los que crean que todavía hay esperanza de paz para Oriente Medio