Sr. Director:
En épocas de descanso y más horas en familia veo oportuno recordar que el juego puede ser un estupendo medio de adquisición de virtudes y valores.
Por eso, creo que vale la pena ejercitarnos más, en el entorno familiar y de amistades, en juegos lúdicos, deportivos y de sobremesa, tradicionales y modernísimos, artísticos e intelectuales, que pueden ser medio de goce y crecimiento.
Pero, no veamos la diversión como un fin en sí misma o un compartimento estanco de nuestra vida. Encontremos tiempo, también, para tantas cosas buenas que los demás esperan de nosotros. El juego será entonces una oportunidad diferente, nueva, creativa, para conocer y conocernos más.
Según qué juegos sean los elegidos, vamos a entrenarnos más –padres, hijos y amigos- en nuestra capacidad de convivencia, espíritu de superación, trabajo en equipo, esfuerzo paciente y continuado, comprensión mutua, saber ganar y saber perder, conocimiento propio y ajeno, organización temporal y espacial, habilidades sociales, razonamiento lógico, expresión artística, capacidades físicas y deportivas, respeto a las reglas establecidas, etc.
Identificar núcleos de aficiones comunes o individuales en la familia puede ser de gran ayuda para conocernos mejor entre nosotros y como grupo. Eso, a los adultos nos puede exigir poner grandes dosis de creatividad y generosidad. Sí, por supuesto. Pero, está claro que ejercitar mediante los juegos virtudes como el orden, la constancia, la humildad, la sinceridad, la espontaneidad, la fortaleza, el compañerismo, la alegría, etc. y el disfrute de todos, nos aportarán una gratificación añadida que es la unidad familiar, medio imprescindible para afrontar con serenidad las dificultades cotidianas, que esas sí irán en serio.
Es de esta forma que valores estupendos como la tolerancia serán además respeto; la libertad…, responsabilidad; la solidaridad, …comprensión; la justicia, …benevolencia y el conocimiento, …humildad.
Emili Avilés Cutillas
emiliaviles@gmail.com