La presentadora de la RTVE estaba desolada. A pesar de mantener una exquisita objetividad propia de su cargo, no pudo evitar una mueca de disgusto ante tanto fanatismo.

¿Hablaba de Hamas o de los talibanes afganos? No, por cierto, se trataba de un comentario gestual de las deprimentes palabras de Kiko Argüello, fundador del Camino Neocatecumenal. Y es que Kiko, en declaraciones convenientemente recortadas, exhaló que los cristianos estábamos llamados a un misión profética. Fue en ese momento cuando nuestra locutora estaba pensando en las barbas de Isaías, un espectáculo muy poco moderno en la Europa del euro.

Pero el asunto no acabó ahí, no señor. Resulta que Argüello alabó el "martirio, la mayor gracia que el hombre puede recibir del redentor", por cuando supone "imitar a Jesucristo". Lo que hay que aguantar cuando se pretende hacer un periodismo objetivo.

Como se trata de una televisión moderada, RTVE no nos mezcló esta palabra junto a imágenes de talibanes afganos inmolándose mientras se llevan por delante a un centenar de personas, pero la relación estaba implícita. La verdad es que hay una pequeña diferencia entre un mártir cristiano y un suicida islámico: el mártir no quiere morir, el suicida quiere matar. El mártir se ve obligado a entregar su vida por Cristo, más que nada porque Cristo la ofreció por él y porque prefiere negarse a sí mismo que negar a Dios, mientras que el suicida desprecia el regalo de la vida y, de paso, su odio le impele a llevarse por delante a cuantos más inocentes mejor.

Es igual. La misma locutora, en el mismo espacio informativo nos explicó que no todo el mundo estaba contento con la JMJ. Como parece que el argumento de que los jóvenes peregrinos no eran malos chicos pero sí un poco guarros no ha cundido en exceso, la tele de Rubalcaba acaba de encontrar otra perla: resulta que no todo el mundo está contento con la JMJ. Por ejemplo, los taxistas, porque al parecer los jóvenes no han utilizado este servicio público -mismamente en agosto, en Madrid-. Vamos, que se trataba de impecunes sin oficio ni beneficio -sobre todo sin lo primero-.

No sólo eso: "los madrileños se han encontrado nuevamente" con las calles de la ciudad cortadas. Es lo malo que tiene el fanatismo religioso: que interrumpe el tráfico, Mismamente en agosto, mismamente en Madrid.

Eulogio López

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