Son las dos etapas de la vida de un hombre no sólo del cristiano. Primero te apuntas a la milicia cristiana y luego te asignan –sí te asignan, tú sólo tienes que aceptarlo- un cometido dentro de la Iglesia.

Es la conversión la que da un sentido a la vida, lo que da, ante todo, esperanza. La vocación ofrece continuidad en la conversión y madurez humana, que consiste en vivir para lo demás, no para uno mismo.

Los jóvenes que llegan a Madrid por la JMJ ya son conversos en su mayoría, pero muchos de ellos no han encontrado aún su camino. Y sin vocación, la conversión puede resultar reversible… porque Dios no se conforma con menos que todo.

Insisto: el éxito de la JMJ se medirá según las vocaciones que salgan de estas jornadas, Ojo, no olvidemos que el matrimonio es una vocación cristiana de primer orden. Un matrimonio 'comme il faut', se entiende, que implique compromiso con el otro y apertura a los hijos.

Algunos católicos 'avanzados', que ponen pegas a este tipo de macroconvocatorias, deberían pensar en su objetivo.

No me extraña que los demonios pongan todo tipo de zancadillas a la Jornada. El Maligno si sabe lo que está en juego: el Ejército del enemigo puede volverse más poderoso. Esto no es un festival de la fraternidad, es un banderín de enganche de la vocación cristiana.

Eulogio López

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