Junto a este peligro, el mayor problema siguen siendo los cinco millones de parados.
Una de las palabras menos apreciadas por los economistas es estanflación. Junta en su significado varios males: crecimiento económico nulo pero auge de los precios y de la inflación. Una bomba de relojería para una economía. Y si a eso se le añade el enorme paro, nos aparece la figura de España.
El Instituto Nacional de Estadística ha publicado este jueves los datos del IPC de abril en el que destaca el fuerte crecimiento intermensual del 1,2%, que sitúan el índice de precios en el 3,8%. Aunque desde el Gobierno se culpe a los carburantes de este ascenso, lo cierto es que es un elemento más que hay que combatir y afrontar tal y como viene, sin buscar excusas. Pero en el mes de abril también se ha sumado el crecimiento del precio de los alimentos, propio de un proceso especulativo.
A este aspecto, hay que unir el crecimiento casi nulo de nuestra economía, aunque desde el Gobierno se prefiera ver el 0,2% como un crecimiento débil y los cinco millones de parados. Este proceso de estanflación no se da igual en los demás países de la UE, ya que la media del IPC en la zona euro es un punto menor que en España (2,8%), pero además, se está produciendo crecimiento en las economías.
Pero además, en todos los países europeos no se encuentran con la misma problemática que nuestro país en relación al desempleo. España sigue siendo el primer país europeo en tasa de desempleo (20,7%), mientras la media europea se sitúa en el 9,9%.
España se enfrenta de esta manera al peligro de la estanflación, con la confianza de que la economía comience a crecer de manera más rápida, para evitar caer en este remolino económico al que se puede unir el rumor sobre los posibles rescates.
Juan María Piñero
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