Bueno, quito lo de nacional, porque si algo no tiene el señor Presidente es sentido de España como nación; ya se sabe, somos una nación de naciones.
Involución sí, o sea, parada y marcha atrás. Sindicalista sí, pero en su sentido más peyorativo, con el máximo respeto al verdadero movimiento sindical, que tiene su única razón de ser en la defensa de sus afiliados. Pero, claro, aquí el principal afiliado es el Gobierno, que es el que llena las arcas y el patrimonio de UGT y CCOO. Durante el Movimiento cada sindicato tenía un presidente designado por el Gobierno, que moderaba a empresarios y trabajadores.
Hoy tenemos un único presidente para ambos sindicatos, el Sr. Zapatero y su delegado, el ministro de Trabajo que, a cambio de tenerlos domesticados hasta en plena crisis y en camino de 5 millones de parados, se decantan descaradamente por los intereses, no de los trabajadores, pero sí de lo que dicen el eterno secretario de UGT y el de turno de CCOO, con mensajes como "Sin abdicar de sus exigencias, han ejercido una gran responsabilidad y alta moderación", al tiempo que ignoran los análisis de los más entendidos economistas para salir de la crisis.
Por cierto, los beneficios sociales cuya pervivencia defienden UGT y CCOO tan ardorosa como innecesariamente -porque nadie los quiere quitar- que, resumiendo, son la sanidad y la previsión, no son invención suya sino del denostado Movimiento.
Amparo Tos Boix
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