Martín Scorsese vuelve a dirigir una película de gángsters tras su afortunada incursión, en año 1990, de Uno de los nuestros. Como en aquella, Infiltrados es larga, muy violenta, pero magnífica.

 

Infiltrados (cuyo título original es The Departed) está ambientada en el Sur de Boston. El Departamento de Policía de Massachusett quiere derrotar definitivamente el crimen organizado de la ciudad, capitaneado por un mafioso llamado Frank Costello (Jack Nicholson), y lo intenta hacer desde dentro. Para ello envía como infiltrado a uno de sus mejores novatos, Billy Costigan (Leonardo Di Caprio). Por su parte, Costello tampoco permanece de brazos cruzados y ha preparado su propia estrategia: también tiene un hombre de su confianza, pero en el seno de la policía, se trata de un ambicioso e inteligente agente llamado Colin Sullivan (Matt Damon). Billy y Collin se han preparado en similares academias de policía pero han elegido distintos caminos y diferentes lealtades. Para el primero lo importante es desbaratar el crimen, para el segundo lograr que el mayor gángsters de la ciudad quede impune de sus execrables acciones.

 

El guión de Infiltrados está basado en un thriller de Honk Kong titulado Internal Affairs, que se convirtió en todo un fenómeno de masas en su país de origen. No me cabe duda que la adaptación realizada por William Monaham será también todo un éxito porque derrocha acción y emoción desde su impactante arranque. De hecho, aunque el espectador sepa de antemano que ambos infiltrados tendrán un inevitable cara a cara, ello no impide que sigamos con interés esta superviolenta historia de mafiosos, en la que nadie es lo que aparenta.

 

Como suele ser habitual en las películas de Scorsese, la interpretación de los actores es insuperable. Leonardo Di Caprio compone el personaje más atormentado, Matt Damon el más frío, Mark Walhberg actúa bien por primera vez en su carrera y Jack Nicholson ha debido disfrutar de lo lindo porque le han dejado hacer lo que siempre quiso : puede estar todo lo histriónico que quiera en la piel del personaje de Frank Costello, un mafioso sádico capaz de las mayores atrocidades.

 

Eso sí, ni siquiera los veteranos como Scorsese pueden sustraerse de imitar a los clásicos. Hay una secuencia de la película que está calcada de El Tercer hombre, de Carol Reed. Sólo les daré una pista: la psiquiatra de la trama (Vera Farmiga) sale de plano sin saludar a uno de los protagonistas.

 

Para: Los que les gusten los thrillers de mafiosos y soporten con aplomo las secuencias violentas.