Sr. Director:

 

Estoy absolutamente indignada con el proceso de admisión en las escuelas concertadas.

Después de estar años pagando mis impuestos y comportándome como una buena ciudadana, llega el momento de ejercitar mi derecho a elegir el colegio para mi hijo y resulta que soy del 10% que ha tenido la mala suerte de que su hijo no entre en la opción elegida. 

¿Cómo se puede dejar en manos de la suerte la educación de los hijos? Todo esto es una auténtica vergüenza.

Isabel González

igonzalez@resa.es