Comenzó la Cuaresma, precedida del simpático Carnaval.
En esta época, los cristianos piensan más en la verdad de que aquí estamos de paso, camino de la eternidad. A principios de diciembre, la prensa española publicó una encuesta del CIS que arrojaba casi un 74 % de católicos en España.
Eso, pese a la propaganda anticatólica de los últimos años. El comportamiento de muchísimos españoles el Miércoles de Ceniza, confirma que España, en su conjunto, es católica. Aunque era día laboral, se abarrotaron las iglesias. En la Misa de ese día, el Santo Padre invitó "a la penitencia, a la humildad, a tener presente nuestra propia condición mortal; pero no para caer en la desesperación, sino para acoger, en nuestra mortalidad, la increíble cercanía de Dios que, más allá de la muerte, nos abre la puerta a la resurrección".
Después, nos alecciona con su ejemplo: el 24 de febrero se retira una semana para hacer Ejercicios Espirituales. La Cuaresma es época de silencio interior para el cultivo de la oración, de ayuno, de limosna y de una práctica más intensa de la caridad (el ayuno de comida o de caprichos no es para el ahorro, sino para dar limosna con ese sacrificio).
"Convertíos y creed en el evangelio", dice el sacerdote al imponer la ceniza. Porque ahora Dios se derrama con mayor abundancia: "en tiempo favorable te escuché, en el día de salvación vine en tu ayuda".
Josefa Romo Garlito