Mañana intensa para Iberdrola, la de este lunes. Batería de hechos relevantes que la propia compañía resume de esta guisa. Lo más importante, la entrada del emirato de Qatar, 2.000 millones de euros por un 6% de la compañía, justo lo mismo que posee Bankia.
Ignacio Galán, presidente de Iberdrola, empieza a sentir miedo ante ese perro de presa llamado Florentino Pérez. ACS está dispuesto a vender hasta la corbata, como diría Claudio Boada, con tal de hacerse con Iberdrola. El Gobierno ya le ha dicho que nada de echar mano de extranjeros, así que Florentino intenta convencer ahora a sus socios, los March y los Albertos, para que pasen del 20 al 29,9% del capital de Iberdrola. Eso supondría una inversión de 3.300 millones de euros para una empresa con una deuda que supera los 8.000 millones y eso sin contar las desconsolidada deuda de su división Renovables, que aún no se ha vendido.
El argumento de Pérez es claro: se trata de ir a por todas: vender Abertis, Renovables y hasta Hochtief, venderlo todo y tomar Iberdrola. Eso sí, la deuda de ACS se colocaría ya en posiciones límites aunque su gran financiador, el Santander, no manifiesta, al menso por el momento, preocupación por el berenjenal donde se ha metido su protegido Florentino. Con Nueva Rumasa sí, pero con ACS no.
En cualquier caso, una locura con tintes suicidas, sobre todo porque el negocio típico de ACS, la construcción, está plano. Pero en la guerra vale todo, especialmente en esta España cainita.
Además, intenta convencer a Rodrigo Rato para que se sume al cerco sobre Galán, con su participación del 6%, o que le venda el paquete, naturalmente apalancado, es decir, financiado por la propia Bankia.
La reacción de ACS tras la entrada de Qatar fue entusiasta. Según las fuentes consultadas por Hispanidad, es la demostración más clara de que Galán está a la defensiva.
Eulogio López
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