El mayor acierto de Her, se lo decimos desde el principio, es que nunca cae en el ridículo a pesar de narrar un romance tan surrealista como imposible entre un hombre y un sistema operativo inteligente. Es decir, una historia de amor extraño porque ese programa de ordenador es, lógicamente, incorpóreo.
Joaquin Phoenix, en una actuación magistral, se mete en la piel de Theodore, un solitario escritor de cartas por encargo. Recientemente separado, este hombre sensible no encuentra ninguna mujer que le atraiga hasta que se enamora de un programa de ordenador de voz femenina: Samantha.
Her contiene en su interior muchas capas, muchas lecturas, que hablan de la soledad, de la dificultad algunos para comunicarse personalmente por miedo o timidez o de los riesgos de mantener relaciones vía tecnológica pero, sobre todo, refleja la falta de humanidad en la sociedad actual. Todo ello enmarcado en un relato fantástico, con toque nostálgico, que cuenta con banda sonora excepcional.
El director Spike Jonze, que siempre ha jugado a desconcertar con sus propuestas (recuerden Cómo ser John Malkovich o El ladrón de orquídeas), realiza con Her su mejor película. Pero, ¡atención!, sigue siendo una película minoritaria, dirigida especialmente a un público joven muy cinéfilo
Está nominada en los Oscar de 2014 a mejor película, guión original, banda sonora, canción y dirección artística
Para: Los que les gusten las historias muy originales aunque les desconcierten