El pasado domingo fuimos llamados a votar en un momento en que la crisis del euro, la gestión del déficit y el alto paro han puesto a nuestro país al borde del precipicio.
En los días previos el diferencial de la deuda española alcanzó los 500 puntos, una referencia que se consideraba el umbral de la intervención. En estas circunstancias necesitamos un Gobierno que recupere la confianza, reduzca el gasto y acometa reformas estructurales decisivas.
Necesitamos también un Gobierno que supere la confrontación entre españoles que se ha alimentado desde el poder en los últimos años, que recupere la concordia. A nuestro país le conviene un Ejecutivo que supere los estatalismos trasnochados y que esté más dispuesto a confiar en la iniciativa de la gente, que es la que saca adelante las cosas. Todavía hay quien mira con sospecha a la iniciativa social, fuente de renovación de nuestro sistema del Bienestar.
Nos conviene también que quien gobierne tutele el valor de la vida, apoye a la familia y defienda realmente la libertad religiosa. El domingo, los españoles mostramos con nitidez cual es nuestra preferencia. Ahora les toca a los elegidos no defraudar nuestras ilusiones depositadas en quienes pensamos pueden volver a poner al país a la altura que se merece y ha estado.
Jesús Domingo Martínez