Obama no va a pasar a la historia precisamente por sus aciertos en política exterior. Hasta él lo sabe. En los tres conflictos más sangrantes de la actualidad (Siria-Irak, Israel-Gaza y Libia), Washington no ha dado ni una. Derrocó a Gadafi y lo que ha venido después no ha sido mejor, dio alas a los yihadistas sirios (todavía los llama rebeldes) que ahora masacran el norte de Irak y no es capaz de convencer a Israel para que guarde las proporciones en Gaza.
Lo de Libia es sangrante, como lo de Israel-Gaza también, pero lo que supera cualquier baremo de mala previsión, contención, diagnóstico y cataclismo es lo de Irak. La operación de Obama y la OTAN para destronar a Gadafi fue un golpe fallido se mire como se mire: la inestabilidad política y social ha ido a más. Pero lo de Irak… lo de Irak es de juzgado de guardia. Y Estados Unidos tiene la osadía de rebajarlo (prefiere que las propias sociedades en las que ha intervenido "tengan iniciativa y resuelvan sus problemas", dice Obama en la crónica del New York Times que reproduce este domingo El País. Oiga, pero si los problemas los han creado ustedes, los americanos, con los últimos tres presidentes. Los USA se están equivocando, una vez más, porque no comprenden el mundo, que generalmente se mueve por otras razones que las estrictamente económicas. Que el petróleo es importante, pero mucho más la gente y los principios por los que se lucha a favor de la dignidad de las personas. ¿No se han enterado todavía
Los yihadistas que desde hace cuatro días, con la autorización de Obama, son bombardeados por el Ejército americano, no llevan sólo una o dos semanas cometiendo un auténtico genocidio contra los cristianos, los yazidíes y otros credos religiosos, sino más de dos meses. ¿Tampoco se habían enterado Están pulverizando, con una crueldad extrema, a todo el que no piensa como ellos. Todos deben convertirse al Islam o morir. La Iglesia, que lo sufre especialmente por los cristianos caldeos que viven en esa tierra, su tierra, desde hace 20 siglos, lo ha denunciado permanentemente (desde hace años). Y hasta la ONU, la semana pasada (¡con qué rapidez!).
Obama, aclárese, que ahorrará con ello muchas vidas. El Islam institucionalizado no entiende la libertad de culto porque no la entendido nunca y le ayuda a perpetuarse en el poder. Abandone sus prejuicios ideológicos y vaya al grano de una vez. Las guerras se ganan sobre todo con principios, no con metralla.
El contrapunto llega de Roma. El Papa Francisco, que no tiene el Nobel de la Paz como Obama -nadie sabe porqué-, aseguraba ayer, durante el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro, centro de la cristiandad, que estaba "pasmado y consternado" por las noticias que le llegan de Irak -y le llegan de primera mano, no de los servicios de Inteligencia- sobre la violencia yihadista del Estado Islámico (EI). Lo están destruyendo todo, decía, "por todas partes, casas, patrimonios religiosos, históricos y culturales, lo que ofende gravemente a Dios y a la humanidad. No se odia en nombre de Dios. No se hace la guerra en nombre de Dios", añadió.
¿Lo entiende, señor Obama
Y Obama sigue mirando para otro lado también en el conflicto Israel-Gaza. Tiene su guasa que en la crónica del New York Times, el presidente americano se pregunte: "Cómo puede presevarse un Estado judío que refleje los valores de quienes fundaron Israel". Aguda observación, porque no ha entendido el problema de fondo (se lo explicábamos la pasada semana en la 'enorme minucia' -una de las más leídas, por cierto- 'El judaísmo era una raza y es una religión; el sionismo es un movimiento político'). Netanyahu no ha superado todavía, al bombardear tan despiadadamente la Franja, el concepto caduco de la venganza, dejado atrás gracias a la cultura cristiana. Esta consideración no quita del prisma a los terroristas de Hamás, que tienen todo menos escrúpulos para lanzar sus 'pepinos' al otro lado de la frontera, aun a costa de saber que tendrán que utilizar como escudos humanos a la población civil (léase, mujeres y niños).
Mariano Tomás
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