Oiga, ¿y por qué? ¿Acaso no ha vivido décadas con sus dramas y en el seno de la Unión Europea? ¿Acaso los productos agrícolas griegos así como su turismo, no han aportado algo a la economía europea?
Insisto en la comparación Grecia-Argentina, o Papandreu-Kirchner, comparación que ahora parece tener mucho éxito en las páginas WEB. Ahí sí que hay similitud. En pocas palabras, Néstor Kirchner hizo muchas barbaridades y se enriqueció de forma sospechosa durante su paso por la Casa Rosada. Pero hay algo que hizo bien: reunió a los fondos buitre tenedores de la deuda soberana argentina y les dijo lo siguiente. Yo les debo a ustedes 100, pero ustedes han comprado la deuda argentina por 20. Les ofrezco 21 o nada, sírvanse escoger.
Bramaron, perjuraron y aseguraron que Argentina quedaría fuera de los circuitos financieros mundiales. Argentina, país con recursos naturales ingentes, dijo que le importaba un pimiento y, al final, los especuladores pasaron por el aro.
Y esto es bello e instructivo, porque hoy Argentina crece al 9%. La riqueza no se ha distribuido entre todos, ciertamente, gracias a su clase política repugnante y corrupta, pero esa es otra cuestión.
Porque, de esta forma, no sólo se evitó que los mercados esquilmaran a los argentinos sino que Argentina se lo piense tres veces antes de meterse en una nueva espiral de deuda.
Papandreu lo mismo. Harto de ver a su país en guerra civil ha decidido que un referéndum podría ser la solución. Claro que eso de preguntarle a la gente si quiere pagar impuestos, tener vacaciones o no tenerlas, vivir bien o vivir mal, no parece muy inteligente. De hecho parece una pregunta pagada. Debió plantearse muchos meses atrás. De esta forma se hubiera ahorrado la agonía. Pero debió y debe plantarse. Y sin convocar consultas populares, que no deja de ser una forma de endilgarle al pueblo su responsabilidad.
Si quiebra no se preocupen ustedes, que la clase política griega se lo pensará dos veces antes de apalancarse tanto como lo está ahora. Además, se atarían los machos para impulsar un sistema fiscal que recaude dinero para pagar nuevas emisiones de deuda o, mejor, para no tener que emitir deuda.
Y, de paso, los bancos alemanes, franceses y norteamericanos, que han extorsionado al tesoro griego con su deuda.
¿Qué Grecia quiebra? Mire usted, Grecia está quebrada. Es un cadáver que la UE le va en ello su prestigio, se empeña en regar de perfume para que no huela, pero lo cierto es que cada vez huele más. Fuera del euro hay vida, incluso primavera.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com