Los nacionalistas escoceses empezaron su campaña para la secesión de Escocia en positivo, escondiendo de los problemas de la separación de la Unión Jack. Pero los grandes partidos británicos no les tomaron en serio.

Ahora, esos mismos partidos viven en un susto permanente. Tanto, que los tres líderes Cameron, Miliband y Clegg (conservador, laborista y liberal) acuden en tropel para salvar el Reino Unido. Los nacionalistas juegan con sentimientos, que siempre son potencialmente traidores, y los unionistas contestan con improvisación y la mejor prueba es su ausencia de la sesión de control de la Cámara, en la que se puede decir lo mismo que en la calle, pero no tiene el mismo impacto.

En cualquier caso, llegados al punto de una Escocia partida al cincuenta por ciento entre independentistas y unionistas, de poco sirve la técnica de Cameron de ofrecerles más dinero a los separatistas. Aunque sean escoceses.

Hispanidad

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