El Presidente Zapatero ha introducido un nuevo criterio que el Gobierno utilizará a la hora de decidir sobre la controvertida OPA de Gas Natural sobre Endesa: el patriotismo empresarial. En su opinión, el Gobierno debe preocuparse por la existencia de grandes empresas energéticas con capacidad para competir en el ámbito internacional. Si no, sería el único Presidente de Gobierno al que no le preocuparía tener grandes empresas, apunta. O sea, patriotismo empresarial, ese que fue censurado por la Comisión Europea cuando fue esgrimido por el ya ex gobernador del Banco de Italia, Antonio Fazio.
Por otra parte, este nuevo criterio contrasta con el manifestado reiteradamente por el vicepresidente económico, Pedro Solbes, que ha señalado que el Gobierno se regirá exclusivamente por los criterios de competencia y de defensa de los derechos de los consumidores y usuarios. Me importa un bledo quien sea el propietario, afirma Solbes que señala que tampoco le preocupa la nacionalidad de la propiedad.
A Zapatero, en cambio, sí le preocupa. No menciona la españolidad de las empresas, pero está implícito en su discurso. Y eso va a ser muy mal entendido por la comisión Europea y por el Tribunal de Luxemburgo que trabaja estos días a destajo y que podría interrumpir la decisión gubernamental. Además, Zapatero no se contentó con afirmar la necesidad de que España cuente con grandes empresas energéticas, sino que extendió su criterio a las compañías de telecomunicaciones y de construcción. A pesar de ello, al presidente de ACS-Dragados, Florentino Pérez, no parece que le haya agradado el discurso presidencial. No me ha gustado nada lo que ha dicho sobre la OPA, comentaba en los pasillos. Doble contra sencillo a que hay una rectificación. Menos mal que 200 periodistas, notarios de la actualidad tenemos registros de audio y video de sus palabras. Como dice el propio Zapatero cuando se le pregunta sobre la oferta de diálogo de Rajoy en relación al Estatut: Afortunadamente, existe el Diario de Sesiones.
Por otra parte, Zapatero asegura que estas grandes empresas sí que daban valor añadido a España en respuesta a las numerosas críticas que desde la oposición le han dirigido como vendepatrias. Pero ya el colmo ha sido afirmar que el Gobierno afronta la decisión sobre la OPA con la enorme tranquilidad de que no hemos puesto ni quitado a ningún presidente.
Hombre, esto sería matizable, porque maldita casualidad, resulta que en la mesa presidencial se encontraba el ex ministro felipista, Luis Atienza, en calidad de presidente de Red Eléctrica Española, nombrado por el actual Gobierno. Y resulta también que Alfonso Cortina tuvo que abandonar la presidencia de Repsol tras la presión ejercida por La Caixa inducida por el Gobierno. Y ocurre que Francisco González permanece en la presidencia del BBVA porque ha resistido el envite de Sacyr cocinado desde la asesoría económica de Moncloa. Y ahora es el presidente de Endesa, Manuel Pizarro quien soporta los rigores de un Gobierno que ni pone ni quita presidentes. Un poco de rubor, por favor.