Sr. Director:

 

La fuerza que está tomando la adopción de niños por parejas del mismo sexo (mal llamadas matrimonio) me lleva a pensar que esto no debería acabar aquí. ¿Y por qué no los equipos de fútbol? De esa manera, no habría problemas económicos y fomentaría la solidaridad. Incluso, si el porcentaje estadístico diera positivo se podría aplicar a otras empresas. El horario podría ser el siguiente: los domingos se encargaría de los niños el presidente, los lunes los porteros, el martes y miércoles los defensas, los jueves y viernes los centrocampistas, siendo los sábados para los delanteros. Cuando se quitan las puertas al campo del sentido común, nadie debe extrañarse del relativismo llevado a sus últimas consecuencias, ¿o no? Pues eso.

 

José López

 

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