El presidente de la misma, Ángel Boixadós, en un discurso de lo más pertinente, se refirió a la gestión vulgar de los empresarios de prensa que prescinden de la veteranía porque a los periodistas novatos se les exprime mucho mejor y cuestan la mitad.
También habló Florentino Pérez (¡Oh capitán, mi capitán!) quien nos contó el secreto -que lleva repitiendo desde que lo le conozco, de que él no cree en la comunicación porque yo soy mi jefe de prensa. Hasta ahí sólo decir que a lo mejor le doy la razón: en efecto, si los ministros, empresarios y potentados fueran transparentes y sinceros -aún más difícil lo segundo que lo primero- no se necesitarían directores de comunicación. Es más, se traicionó en parte el señor Pérez cuando afirmó que él hablaba directamente con periodistas, aunque se dejó en el tintero que también habla mucho con editores.
Pero lo mejor estaba por llegar. Según Pérez, probablemente porque su enemigo, el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, también figuraba entre los premiados, sí es un gran anunciante, su probidad quedaba plenamente asentada por el hecho de que su empresa, ACS, no hace apenas publicidad.
Hombre, don Florentino, la publicidad no es el único medio de ser bien tratado por los medios por dos razones:
1. La contracción de la prensa, origen de su profunda crisis actual, exige modificar el viejo axioma sobre el cuarto poder, que no corresponde a los periodistas -cada vez más esclavos de su empresa- sino a los editores. Y a un editor, señor Pérez, se le puede comprar de otras muchas maneras.
2. Los anuncios que se publican presionan al medio para que no critique con demasiada fiereza al anunciante. Eso es cierto y la honradez consiste en saber resistirse a esa presión. Pero aún se presiona más y mejor cos los anuncios que no se publican y que sí se pagan. Seguramente el señor Pérez sabrá de lo que estoy hablando.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com