Equivocan quienes proponen "unidad en la diversidad de intereses". La unidad reclama intereses complementarios, suplementarios, consecuentes y recíprocos; pero finalmente únicos.
Las pesimistas opiniones de estudiosos, analistas, comentaristas, ciudadanos, súbditos y hombres sensatos han sabido manifestar que Europa debe ser considerada como espacio de "dos velocidades". Por ello es de alta complejidad regular y avalar una moneda única, además de administrar con equidad "el crédito". En un intento por comprender el fenómeno, recuerdo que desde "La caída de Roma" (siglo V) esa unificación resultó imposible.
El islamismo, el feudalismo, el protestantismo, las distintas dinastías, el republicanismo, la Santa Alianza, el imperialismo colonial, el comunismo, el fascismo, el nazismo, los no alineados y ahora el NOM (nuevo orden mundial) estafador de la fe pública desde las finanzas, el sector bancario y los negocios hipotecarios son continuada demostración de ese fracaso. No obstante, la unidad siempre es posible por "voluntad y fortaleza del unificador". Para bien de España es de esperar que esa voluntad global (sinárquica) no logre imponérsele.
¡España y los españoles merecen más!
Claudio Valdez